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Germán González Muñoz

EL COMERCIO EN LA ANTIGUA ROMA. Germán González Muñoz.

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  1. EL COMERCIO EN LA ANTIGUA ROMA Germán González Muñoz

  2. El desarrollo de la navegación y la construcción de calzadas favorecieron el comercio. En las ciudades se vendían vestidos, calzados, arados, vasos, herramientas, cerraduras, cadenas y otros productos. La venta de lana, base de los vestidos, aunque importante, era limitada.

  3. Para el comercio se organizaban mercados periódicos, llamados “Mercatus”, uno cada nona o sea cada ocho días, llamados Nundinae. Una innovación importante procedente de Oriente, difundida a partir del 179 a.C. es la creación de Basílicas que eran grandes salas con pórticos cubiertos destinadas a acoger a los mercaderes, armadores y hombres de negocios. Estas basílicas se extendieron luego por todo el Imperio, lo que nos da idea del excelente nivel comercial de la época.

  4. Como productos importados, junto a algunos de escasa incidencia en la población y limitados a los altos círculos del Estado (las joyas de oro, el cristal fundido, los objetos de alabastro, los huevos de avestruz pintados, las perlas de vidrio o de ámbar, los perfumes, los adornos, telas, púrpura, marfil e incienso) estaban los de uso común entre los que citaremos: los vasos de cobre, los cántaros, las copas, el aceite, la gula, la artesa, la masa y otros comestibles, los platos, la grasa, el cuero, el vino y otros.

  5. Además de estos mercados, existían las tiendas que vendían productos de uso diario en la vida cotidiana. Entre estas tiendas encontramos las Tabernae, son habitaciones que se abren a la calle constituyendo tiendas que el amo de la casa arrienda o en las que vende los productos de sus tierras. Por lo general, a la entrada hay un mostrador de albañilería que sirve para exponer la mercancía. En la parte más interior está la trastienda. En estas tiendas podían venderse desde pan a paños, vino, herramientas...

  6. TABERNAE

  7. TABERNAE

  8. TABERNAE

  9. TABERNAE

  10. Los Stabula, son establecimientos con establos que se componen de un patio abierto rodeado de comedores y en cuyo piso superior se encontraban los dormitorios. Los hospitia son hostales y poseen comedores, triclinia y dormitorios. Los popinae son construcciones dedicadas a la venta de comida y bebida. Los talleres se denominan officinae y los almacenes

  11. POPINAE

  12. POPINAE

  13. CAUPONA

  14. Al principio el pago de grandes cantidades se hacía en bueyes y carneros (1 buey = 100 ases = 10 carneros; 1 carnero = 10 ases), el bronce (aes) fue también adoptado como tipo de cambio (de donde deriva aestimatio). Con el tiempo los romanos desarrollaron una Moneda.

  15. La palabra «moneda» deriva de una de las advocaciones de la diosa romana Juno: Moneta (“la que avisa”). Al parecer, esta diosa había prevenido a los romanos de la inminencia de ciertos desastres. Se le atribuía, por ejemplo, la salvación de la ciudad, cuando fue invadida por los galos en el 390 a.C.: los gansos que había dentro del recinto del santuario de Juno, situado en el monte Capitolio, alertaron con su cacareo a Manlio Capitolino, que pudo así repeler el ataque enemigo (LIV., VII 28, 7). Desde el siglo III a.C., la ceca de Roma se estableció en el templo de Juno Moneta.

  16. El término «dinero» es sinónimo de «moneda»; deriva del nombre de una moneda romana de plata: el denarius.

  17. A comienzos del siglo III a.C. los romanos introdujeron una pesada pieza redonda de bronce fundido, para facilitar el comercio con otros pueblos: era el as, que se constituyó en unidad monetaria con una serie de divisiones. El as y sus divisiones (semis = 1/2 as; triens = 1/3 as; quadrans = 1/4 as; sextans = 1/6 as; uncia = 1/12 as) se denominaban aes grave ya que su valor se correspondía con el peso del metal.

  18. Las campañas trajeron a Roma una gran abundancia de plata, lo que hizo cambiar la relación existente entre su valor y el del cobre y el bronce, de modo que estos metales se utilizaron para la moneda fraccionaria. Las primeras monedas de plata usadas por los romanos, desde comienzos del s. III a.C., seguían el modelo de las didracmas griegas del sur de Italia. Hacia el 211 a.C. apareció el denario de plata, junto con sus divisiones, el quinario y el sestercio.

  19. El  sestercio había sido primitivamente (s. III a.C.) una moneda de plata que valía 1/4 de denario, por lo que se representaba LLS (duae librae et semissis, “dos libras y medio as”, marcado también como I·IS o HS , que si juntamos estos símbolos, nos recuerda mucho al signo del dólar americano.

  20. Monedas como el áureo y el denario, e incluso las grandes monedas de bronce como el sestercio, el dupondio o el as, eran demasiado valiosas para las transacciones corrientes. En éstas se utilizaban monedas de menor valor, de bronce, cobre o latón, e incluso de vellón (aleación de plata y cobre). Los nombres de estas monedas fraccionarias se correspondían con la división de la unidad mayor: así, semis, triente, cuadrante, sextante y onza (uncia) eran divisiones del as.

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