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CARTILLA DE REFLEXIÓN: BIBLIA Y SOLIDARIDAD. Prof. Pablo Uribe Ulloa 1. El problema del término

Por tanto, la enseñanza de la parábola nos sitúa en el profundo sentido que debe tener la acción solidaria, que más que un voluntarismo, tiene un contenido profundo que es cristiano, es decir, vivir como Cristo. De ahí la importancia del llamado “discurso escatológico” de Mt 25, 31-46:

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CARTILLA DE REFLEXIÓN: BIBLIA Y SOLIDARIDAD. Prof. Pablo Uribe Ulloa 1. El problema del término

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  1. Por tanto, la enseñanza de la parábola nos sitúa en el profundo sentido que debe tener la acción solidaria, que más que un voluntarismo, tiene un contenido profundo que es cristiano, es decir, vivir como Cristo. De ahí la importancia del llamado “discurso escatológico” de Mt 25, 31-46: “…porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve ser y me disteis de beber, era forastero y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y acudisteis a mi…” “Os aseguro que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. El fundamento de la persona de Jesús, será el núcleo del ágape (amor) tan característico de los primeros cristianos: “Se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones…todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el importe de las ventas entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían diariamente al Templo con perseverancia y con un mismo espíritu; partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón” (Hch 2,42.44-46). Esta fraternidad/solidaria no es filantrópica, es cristiana, con Cristo como cabeza de un cuerpo que tiene muchos miembros. San Pablo nos ofrece esta idea, mediante el símil del cuerpo4 en su primera carta a los corintios: “Dios ha formado el cuerpo dando más honor a los miembros que carecían de él, para que no hubiera división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros. Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él; si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su alegría. Ahora bien, vosotros formáis el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro con una función peculiar” (1Co 12,12ss). Actividades para trabajar el texto: Con una Biblia en la mano, identifica un conjunto de textos tanto del AT como del NT, donde se de la in-solidaridad. Confronte ese registro con otro conjunto de textos donde esté presente la hésed “misericordia” y el ágape “amor”. Reflexione sobre nuestro medio más cercano: familia, barrio, trabajo, ciudad, país y vea qué está más vigente: solidaridad o in-solidaridad. ¿Se puede hoy, potenciar la solidaridad, siguiendo las enseñanzas del AT y NT?, ¿Cómo se podría hacer?, ¿Qué acciones se pueden realizar? CARTILLA DE REFLEXIÓN: BIBLIA Y SOLIDARIDAD. Prof. Pablo Uribe Ulloa 1. El problema del término  El término solidaridad es un sustantivo que –según la definición del diccionario de la Real Academia Española- significa: “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”. Por tanto, de acuerdo a esta definición, la solidaridad no es ni buena ni mala, ya que depende de aquella “causa” o “empresa” de esos otros a los cuales me estoy adhiriendo. Si es con el fin de colaborar en apalear el sufrimiento humano en los sectores más vulnerables de nuestra sociedad será buena. Pero si esta adhesión es para favorecer políticas abortistas, lógicamente, será mala. Junto a esta dificultad, está la constatación que en toda la Biblia, no existe el término “solidaridad”, ni en el hebreo del AT ni en el griego del NT. El acto “solidario” transmitido en el testimonio bíblico, no siempre es bueno. Así p.e.: Adam “solidarizó” con Eva y comió del fruto prohibido (Gn 2); Aarón en el desierto del Sinaí “solidarizó” con los israelitas y les hizo un becerro de oro, el que adoraron en ausencia de Moisés (Ex 32,1ss); Herodes “solidarizó” con la hija de Herodías, y le dio aquello que le pedía: la cabeza de Juan el bautista (Mt 14,3-10); Judas, -el apóstol- “solidarizó” con los sumos sacerdotes, los jefes de la guardia del templo y los ancianos, entregando a Jesús (Lc 22,47-48) y hasta el mismo Pedro, “solidarizó” con los judaizantes de Jerusalén y comenzó a apartarse de los gentiles en Antioquía, lo que provocó una gran pelea con Pablo (es el conocido incidente de Antioquía que está narrado en Gal 2, 11ss). Todo ello, da cuenta que el concepto de solidaridad es ambiguo y no representa bíblicamente la preocupación profunda, desinteresada y moralmente buena de un hombre por otro. Por tanto, habrá que buscar otra terminología equivalente que nos permita rastrear aquellos acontecimientos narrados por los hagiógrafos donde esté presente el acto parecido a nuestro concepto actual de solidaridad. Con toda esta problemática, el sentido de solidaridad que entiende la Iglesia es positivo, como lo afirma Juan Pablo II en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis de 1987, nº 38: no es “un sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas. Al contrario, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos”. San Alberto Hurtado nos señala a este respecto: “la verdadera devoción no consistirá solamente en buscar a Dios en el cielo o a Cristo en la Eucaristía, sino también en verlo y servirlo en la persona de cada uno de nuestros hermanos”1. 4.Le sigue el capítulo 13, el himno de la solidaridad. 1.Humanismo Social, Difusión, Santiago 1947, 30-32. 4 Ser Solidario la lleva 1 Ser Solidario la lleva

  2. El CEC la entiende como una ley (nº 361), como un principio (nº 1939), un deber (nº 2439) y una virtud (n°s 1942,1948, 2407). 2. El Antiguo Testamento Los escritores bíblicos fueron muy realistas y graficaron certeramente la condición humana, llamada a la santidad y la vez frágil y pecaminosa. La antropología bíblica muestra una constante doble relación del hombre. Una relación horizontal (del hombre con el hombre, su prójimo) y una relación vertical (del hombre con Dios). Es en esta doble relación donde podemos ver unos términos equivalentes al de “solidaridad”, como son: hésed (… amor, bondad, lealtad, compromiso, amabilidad, buenas acciones), sédeq (justicia, derecho,…, liberación, triunfo, seguridad, salvación), sedaqah (…, justicia, derecho, rectitud, poder salvador, generosidad). Pero por sobre todo yésha (Salvación, liberación, ayuda…). En el libro del Gn se nos presenta un conjunto de rupturas de solidaridad que ponen de manifiesto el drama humano3. Estas son: 1) de los padres (Adan y Eva) y la consecuencia del pecado. Cuando Dios pregunta a Adán este responde: “la mujer que me diste por compañera me dio del fruto y comí” (2,23). 2) Los hermanos, Caín mata a Abel, Dios pregunta “Donde está tu hermano Abel” y Caín responde: “No sé, ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?” (4,9). 3) La in-solidaridad colectiva, querer llegar al cielo, al lugar de Dios en la construcción de la torre de Babel (Gn 11,1-9). La in-solidaridad en estos relatos populares da enseñanzas muy profundas, esta ruptura de la armonía inicial, creados para ser –el hombre y la mujer- ayudas adecuadas, se transforma en ruptura en distintos niveles: matrimonial, fraternal y social. Esta solidaridad originaria se recompone, en: 1) Abraham. Adan desobedeció, Abraham creyó. Adán y Eva, fueron expulsados de Edén, Abraham y Sara son llamados a un largo caminar, hacia la promesa triple (de tierra, descendencia y bendición). 2) Los hermanos Jacob y Esaú aunque tuvieron sus diferencias, finalmente los relatos nos muestran que “Esaú corrió a recibirlo, lo abrazó, se le echó al cuello y lo besó llorando” (Gn 33,4). 3) Dios se solidariza con la humanidad, expresada en el pueblo de Israel con una ayuda liberadora: El Éxodo nos muestra que Dios dice: “He visto muy bien la miseria de mi pueblo que está en Egipto. He oído su clamor contra sus opresores y conozco sus sufrimientos (…) El clamor de los hijos de Israel llegó hasta mí y estoy viendo la opresión con que los egipcios los atormentan” (Ex 3,7.9). La legislación del Sinaí, tendrá junto al componente teológico de la alianza misma, efectos prácticos. Así por ejemplo la llamada “ley de los esclavos” que está presente en las tres grandes codificaciones del pentateuco, plantea la realidad de la esclavitud e intenta regularla de la mejor forma posible, pasando desde sus beneficios principalmente hacia el hombre esclavo y hebreo (Ex 21,1-11) hasta su “no declarada” abolición, es decir, los textos se esfuerzan en mostrar que Dios no quiere la esclavitud entre hebreos, por tanto, si esta situación excepcional se realiza, al esclavo hay que tratarlo como hermano y no como esclavo (Lv 25,39-42). 3. El Nuevo Testamento El el NT un término clave que expresa la realidad de solidaridad es el griego ágape que se traduce por “amor”. El nombre “Jesús” expresa la solidaridad máxima del Padre hacia toda la humanidad ya que el nombre Yeshua = Jesús, significa “Dios salva”, y el mismo Dios salva haciéndose hombre, haciéndose carne como lo dirá el evangelio de Juan: “Y la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros” (Jn1,14). Toda la vida de Jesús es un ejemplo de solidaridad hacia el hombre, desde su venida –que ya hemos mencionado-, durante todo su ministerio público, con una opción preferencial con los más necesitados (recordemos todos los relatos de milagros) y de forma plena con su pasión, muerte y resurrección. Sólo a modo de ejemplo podemos mencionar un texto que explicita las enseñanzas de Jesús sobre nuestro concepto de solidaridad. La parábola del buen samaritano Lc 10, 25-37: La parábolas son discursos pedagógicos que mediante imágenes de la vida cotidiana plantean una enseñanza profunda de algún aspecto de la vida. En este caso, el evangelio de Lucas nos la presenta en el contexto de la pregunta ¿Quién es mi prójimo?, pregunta desconcertante para el auditorio. El relato nos muestra que dos instituciones de prestigio no cumplen con la ley de Moisés, -los sacerdotes y levitas- situación especialmente grave ya que la profesión de ellos estaba relacionada con las cosas santas. El sacerdote en los sacrificios, y el levita en funciones del templo (una especie de sacristán). Sin embargo, el que viene en ayuda del malherido es un samaritano, esto significa que era extranjero y hereje, odiado por sus contemporáneos jerosolimitanos de la época. No pertenecía ni al pueblo elegido ni profesaba la fe en el Dios Yahveh. Éste actuó correctamente, haciéndose parte del sufrimiento del que lo necesitaba en ese momento sin importar ni su condición ni su creencia religiosa. De esta manera, la gran enseñanza que nos deja la parábola es que en el “buen samaritano” se nos muestra a Cristo mismo, él es quien ayuda, ama y se interesa por el necesitado sin importarle su condición. Es el buen pastor que es capaz de dar hasta su vida por las ovejas (Jn 10,11). 2. Catecismo de la Iglesia Católica. 3. Cf. J.L. SICRE, “La solidaridad en el Antiguo Testamento”, Proyección (1998) 273-284. 2 Ser Solidario la lleva 3 Ser Solidario la lleva

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