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VOCACIÓN DEL HOMBRE, 1

Gr 1 de 75. VOCACIÓN DEL HOMBRE, 1. CCE 1 : “Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad , ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada”. Por qué existe el hombre: por un designio

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VOCACIÓN DEL HOMBRE, 1

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  1. Gr 1 de 75 VOCACIÓN DEL HOMBRE, 1 CCE 1: “Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad, ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada”. Por qué existe el hombre: por un designio de pura bondad. Es fruto del amor libre de Dios. Para qué existe el hombre: para participar de la vida misma de Dios; para conocerle y amarle, teniendo parte en su vida bienaventurada.

  2. Gr 2 de 75 VOCACIÓN DEL HOMBRE, 2 Dios creó al hombre “a su imagen y semejanza” (Gn 1, 27). La imagen y semejanza de Dios se refiere a la persona humana en su totalidad. La corporeidad sólo es posible por el alma (sin ella no hay cuerpo, sino cadáver). El alma está referida al cuerpo. El hombre es unidad sustancial. El alma es el principio espiritual del hom- bre, no reducible al cuerpo. Puede subsistir sin el cuerpo (de hecho subsiste después de la muerte). Es por parte del alma y de los actos espirituales por donde principalmente el hombre alcanza su semejanza con Dios.

  3. Gr 3 de 75 VOCACIÓN DEL HOMBRE, 3 Distinción entre actos del hombre (realizados de manera inconsciente: respirar, sentir dolor, oír, etc.) y actos humanos (que proceden de una valoración de la inteligencia y de la deci- sión de la voluntad). Los actos humanos son libres y de ellos deriva la responsabilidad personal. Con ellos se alcanza o se rechaza la llamada de Dios. Los actos humanos configuran precisamente la “vida del espíritu”.

  4. Gr 4 de 75 VOCACIÓN DEL HOMBRE, 4 La mentalidad de la sociedad actual tiene una gran dificultad para entender la vida del espí- ritu. Las cuestiones que se consideran impor- tantes son la salud, el trabajo, la economía, la alimentación, etc. Las del espíritu se ven como algo relegado a la conciencia personal. La vida del espíritu humano es la más intensa y elevada instancia de la persona. No puede decirse que haya adquirido su plenitud humana quien no la ejercite según su capacidad. Es vida de la inteligencia, del amor y de la libertad. Esta vida es específicamente humana.

  5. Gr 5 de 75 VOCACIÓN DEL HOMBRE, 5 Conocer, amar, darse libremente a Dios y al servicio de los demás es la vocación de toda persona. Pero el desarrollo de la vida del espíritu alcanza algo que está absolutamente por encima de las posibilidades humanas: cuando Dios se hace presente en la cria- tura humana de un modo nuevo. Es cuando Dios habita en ella como en su templo, mediante la actuación del Espíritu Santo que nos introduce en la comunión con el Hijo y el Padre. La gracia es la vida de Dios que se nos da. La gracia es vida, porque Dios es vida.

  6. Gr 6 de 75 VOCACIÓN DEL HOMBRE, 6 CCE 375: “Nuestros primeros padres Adán y Eva fueron constituidos en un estado de santidad y de justicia original. Esta gracia de la san- tidad original era una participación de la vida divina”. CCE 376: “Por la irradiación de esta gracia, todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir ni sufrir. La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer, y, por último, la armo- nía entre la primera pareja y toda la creación consti- tuía el estado llamado de ‘justicia original’”. = dones preternaturales: inmortalidad, inmunidad del sufrimiento, integridad, ciencia infusa.

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