La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.

1. La muerte no nos roba a los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente.

2. A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd.

3. La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.

4. Cuando la muerte se precipita sobre el hombre, la parte mortal se extingue; pero el principio inmortal se retira y se aleja sano y salvo.

5. Si no conoces todavía la vida, ¿cómo puede ser posible conocer la muerte?

6. No basta con pensar en la muerte, sino que se la debe tener siempre delante. Entonces la vida se hace más solemne, más importante, más fecunda y alegre.

7. La muerte sólo tiene importancia en la medida en que nos hace reflexionar sobre el valor de la vida.

8. Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.

9. Si la muerte no fuera el preludio a otra vida, la vida presente sería una burla cruel.

10. La vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos. Por eso . . . si me vas a amar, ámame ahora mientras yo pueda gozar de todos los tiernos y dulces sentimientos que fluyen del cariño verdadero.

11. Ámame ahora, mientras viva, no esperes a que me haya ido para grabar en mármol palabras de amor ardientes en piedra fría.

12. Si tienes pensamientos cariñosos y dulces acerca de mí, ¿por qué no me los susurras ahora? Si esperas a que esté dormida para nunca más despertar, habrá paredes de tierra entre nosotros y no podré oírte entonces.

13. No necesitaré de tus caricias cuando la hierba crezca sobre mi cara. No desearé tu cariño o tus besos en mi último lugar de descanso, así es que si me amas, aunque sea un poquito, házmelo saber mientras estoy viva.

14. Así podré tenerlo y atesorarlo.