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Lección 5 para el 4 de mayo de 2013

¡BUSCAD A JEHOVÁ, Y VIVID! (AMÓS). Lección 5 para el 4 de mayo de 2013. Cómo buscar a Dios: Aborreciendo el mal y amando el bien (Amós 5:14-15) Abandonando el formalismo religioso (Amós 5:5, 21-27) Resultados de rechazar el mensaje: El ejemplo de Amasías (Amós 7:10-17)

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Lección 5 para el 4 de mayo de 2013

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Presentation Transcript


  1. ¡BUSCAD A JEHOVÁ, Y VIVID! (AMÓS) Lección 5 para el 4 de mayo de 2013

  2. Cómo buscar a Dios: • Aborreciendo el mal y amando el bien (Amós 5:14-15) • Abandonando el formalismo religioso (Amós 5:5, 21-27) • Resultados de rechazar el mensaje: • El ejemplo de Amasías(Amós 7:10-17) • El silencio de Dios (Amós 8:11-12) • Resultados de aceptar el mensaje: • Un reino de justicia y prosperidad (Amós 9:11-15) “Pero así dice Jehová a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis” (Amós 5:4)

  3. Pero no es suficiente conocer y buscar el bien, tenemos que llegar a odiar el mal: “El Espíritu de Dios hará que odiemos el pecado, mientras que a la vez estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio por salvar al pecador” (E.G.W., Testimonios, tomo 5, pg. 160) ABORRECER EL MAL Y AMAR EL BIEN Ante la creciente maldad de Israel, Amós aconseja: “Buscad el bien y no el mal… ¡Odiad el mal y amad el bien!” (Amós 5:14-15) El primer paso que debemos dar es adquirir la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo. El apóstol Pablo nos dice que, con la ayuda de Dios, debemos ejercitarnos para conseguirlo. “En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual” (Hebreos 5:14) Si este ejercicio no lo hacemos con oración y buscando la voluntad de Dios, podemos caer en el error del que nos avisa Isaías: “¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20)

  4. ABANDONAR EL FORMALISMO RELIGIOSO “y no busquéis a Bet-el, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal será llevada en cautiverio, y Bet-el será deshecha… Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados” (Amós 5:5, 22) Aunque eran centros idolátricos, Israel pensaba que podía adorar al verdadero Dios en esos lugares. Pero sus sacrificios y sus cantos eran mero formulismo. No tenían a Dios en sus corazones. Su vida de injusticia, crueldad e inhumanidad negaba su fe. El libro de Amós es una invitación a reconsiderar nuestras vidas y nuestras motivaciones, buscar a Dios y vivir.

  5. EL MENSAJE DE AMASÍAS “Ellos aborrecieron al reprensor en la puerta de la ciudad, y al que hablaba lo recto abominaron” (Amós 5:10) Tomando a Amós por un profeta “profesional”, al que se podía comprar con regalos, Amasías (sacerdote de Bet-el) le invita a ir a Judá, donde sus profecías serían mejor recibidas. Pero Amós es un simple pastor que ha recibido un llamado de Dios y tiene muy clara su misión: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel” (Amós 7:15) “Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra” (Amós 7:17) La actitud de Amasías al rechazar el mensaje de Dios tuvo graves consecuencias, que serían compartidas por todo el pueblo de Israel si se negaba a buscar a Dios.

  6. EL SILENCIO DE DIOS “E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán” (Amós 8:12) Cuando las personas rechazan reiteradamente los llamamientos del Espíritu Santo hasta el punto de cauterizar sus conciencias, ya no hay Palabra de Dios para ellos, tan solo “una horrenda expectación de juicio” (Hebreos 10:27) Esto será especialmente cierto para la última generación. Cuando la gracia termine, los impíos buscarán palabras que calmen sus conciencias pero, como ocurrió con el rey Saúl, no las hallarán. “Entonces me llamarán, y no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán” (Proverbios 1:28)

  7. «Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra. Algunos acusaban a Dios y lo maldecían. Otros acudían presurosos al pueblo de Dios para suplicarle que les enseñara cómo escapar de los juicios divinos. Pero los santos no tenían nada que decirles. La última lágrima había sido derramada en favor de los pecadores, había sido ofrecida la última angustiosa oración, se había soportado la última carga y se había dado el postrer aviso. La dulce voz de la misericordia ya no había de invitarlos. Cuando los santos y el cielo entero se interesaban por su salvación, ellos no se habían interesado en sí mismos. La vida y la muerte estuvieron frente a ellos. Muchos deseaban la vida, pero no se esforzaron por obtenerla. No escogieron la vida, y ya no había sangre expiatoria para purificar a los culpables ni Salvador compasivo que abogara por ellos y exclamase: “¡Dale al pecador un poco de tiempo todavía!” Todo el cielo se unió a Jesús cuando oyó estas palabras: “Hecho está. Consumado es”. El plan de salvación se había cumplido, pero pocos habían querido aceptarlo. Y cuando se silenció la dulce voz de la misericordia, el miedo y el horror invadieron a los malvados. Con terrible claridad oyeron estas palabras: “¡Demasiado tarde! ¡Demasiado tarde!”» E.G.W. (La historia de la Redención, cp. 59, pg. 424)

  8. UN REINO DE JUSTICIA Y PROSPERIDAD Todos aquellos que acepten arrepentidos el mensaje de perdón ofrecido por Dios, poseerán el reino preparado por Jesús. “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34) “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto” (Amós 9:11-12)

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