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LA LECTIO DIVINA. Mt 11, 25-27

LA LECTIO DIVINA. Mt 11, 25-27. La lectura de la Palabra es en y con la Iglesia. La Iglesia desde sus inicios ha bebido de la Palabra. En el proceso de acercamiento vivencial al texto de la sagradas escrituras. La lectio divina es una bendición para toda la Iglesia.

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LA LECTIO DIVINA. Mt 11, 25-27

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Presentation Transcript


  1. LA LECTIO DIVINA.Mt 11, 25-27

  2. La lectura de la Palabra es en y con la Iglesia. • La Iglesia desde sus inicios ha bebido de la Palabra. • En el proceso de acercamiento vivencial al texto de la sagradas escrituras. • La lectio divina es una bendición para toda la Iglesia. • La lectio divina como método de lectura no es en fin en si mismo, sino un método que facilita y promueve el encuentro vivencial y transformador con el Señor.

  3. La lectio divina no es un método de estudio. • Por los siglos fue patrimonio de los monjes. • La lectio divina es el ejercicio de un corazón bien dispuesto, es un ejercicio de lectura, pero también de oración. • Sus frutos no son en un crecimiento del saber bíblico

  4. Dios autor de esta Palabra • Responde sobre el sentido de la vida • Discernimiento . • Construye un proyecto de vida • Lo propio encarnarse en la vida humana

  5. Una manera diferente de leer la Biblia. • Acercamiento al regalo divino de la Palabra. • El objetivo de la lectio divina. • Quien hace una lectio divina bien, hace suyas kas palabras y el sentir de SanPablo. (Gal 2,20) (2Cor 5, 14). • La lectio divina , un camino.

  6. Situándonos en la historia. • Al leer la Biblia, los Padres no leían los textos, sino a Cristo vivo, y Cristo les hablaba»  • La expresión Lectio Divina quiere decir "lectura de Dios", e indica la práctica monástica, ya secular, de la "lectura orante" de la Biblia. • La Lectio Divina como práctica de lectura orante de la Biblia, tanto a nivel personal como comunitario, se remonta a los padres de la Iglesia, hacia los años 300 de nuestra era.

  7. El primero en utilizar esa expresión fue Orígenes, quien afirmaba que para leer la Biblia con provecho es necesario hacerlo con atención, constancia y oración. Más adelante, la Lectio Divina vendría a convertirse en la columna vertebral de la vida religiosa. Las reglas monásticas de San Pacomio, San Agustín, San Basilio y San Benito harían de esa práctica, junto al trabajo manual y la liturgia, la triple base de la vida monástica.

  8. La sistematización de la Lectio Divina en cuatro peldaños proviene del s. XII. Alrededor del año 1150 d. C., Guido, un monje cartujo, escribió un librito titulado “La escalera de los monjes”, en donde exponía la teoría de los cuatro peldaños. Con esta escalera los monjes suben al cielo:

  9. «Cierto día, durante el trabajo manual, al reflexionar sobre la actividad del espíritu humano, de repente se presentó a mi mente la escalera de los cuatro peldaños espirituales: la lectura, la meditación, la oración y la contemplación. Esa es la escalera por la cual los monjes suben desde la tierra hasta el cielo. Es cierto, la escalera tiene pocos peldaños, pero es de una altura tan inmensa y tan increíble que, al tiempo que su extremo inferior se apoya en la tierra, la parte superior penetra en las nubes e investiga los secretos del cielo (...).

  10. La lectura es el estudio asiduo de las Escrituras, hecho con espíritu atento. La meditación es una actividad diligente de la mente que, con ayuda de la propia razón, busca el conocimiento de la verdad oculta. La oración es el impulso ferviente del corazón hacia Dios, pidiendo que aleje los males y conceda cosas buenas. La contemplación es una elevación de la mente sobre sí misma que, pendiente de Dios, saborea las alegrías de la dulzura eterna»

  11. En el siglo XIII, las ordenes mendicantes (con San Francisco de Asís, Santa Clara y Santo Domingo de Guzmán con la Orden de Predicadores) intentaron crear un nuevo tipo de vida religiosa más comprometida con los pobres e hicieron de la Lectio Divina la fuente de inspiración para su movimiento renovador.

  12. En los siglos posteriores al Concilio de Trento (1,545 a 1,547 d. C,), los creyentes perdieron el contacto directo con la Palabra. Sin embargo, el Concilio Vaticano II recuperó, felizmente, la anterior tradición e instó, con insistencia, a los fieles a leer asiduamente la Sagrada Escritura.

  13. «El Santo Sínodo recomienda insistentemente a todos los fieles, la lectura asidua de la Escritura, para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (Filp 3,8), "pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo" (...) Recuerden que a la lectura de la Sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues "a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras"» (Constitución Dogmática Dei Verbum n° 25)

  14.  En la actualidad, la Lectio Divina se va difundiendo cada vez más en las comunidades eclesiales más diversas, y está resultando una fuente de renovación espiritual y de vivo compromiso eclesial. El Papa Benedicto XVI ha insistido en muchas ocasiones en renovar la aplicación de la Lectio Divina en la vida espiritual de la Iglesia: • «Si se promueve esta práctica (Lectio divina) con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia.» -

  15. «La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón» • «La Iglesia no vive de sí misma sino del Evangelio y encuentra siempre su orientación en él para su camino.» • «Es algo que tiene que tener en cuenta cada cristiano y aplicarse a sí mismo: sólo quien escucha la Palabra puede convertirse después en su anunciador. También el documento de la V conferencia general del CELAM en Aparecida insiste en la importancia de la Lectio Divina:

  16. “Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la Lectio Divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento del misterio de Jesús Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo.” (D.A. n° 249)

  17. Y de la misma manera se vuelve a resaltar la importancia de la Lectio Divina en la Exhortación Apostólica Postsinodal “Verbum Domini” (del 30 de septiembre de 2,010): • “Si bien es verdad que la liturgia es el lugar privilegiado para la proclamación, la escucha y la celebración de la Palabra de Dios, es cierto también que este encuentro ha de ser preparado en los corazones de los fieles y, sobre todo, profundizado y asimilado por ellos...

  18. Practicar con la Lectio Divina no es ahogarse en los pasos ni en la metodología, sino buscar al Señor y reconocerlo vivo y presente en su Palabra. Esto que ha sido patrimonio de los monjes, el Papa Juan Pablo II en varias exhortaciones ha manifestado la importancia que tiene para la vida de todo creyente, haciendo así que ese método que ya se venía utilizando en las comunidades pasase a ser la propuesta de la Iglesia para el acercamiento vivencial al texto de las Sagradas Escrituras.

  19. El Papa Juan Pablo II, después del Sínodo de las Américas, nos ha dejado su exhortación Apostólica ECCLESIA IN AMERICA (1999), sobre el encuentro con Jesucristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América. • Dentro de esta propuesta de renovación a partir de la adhesión y del seguimiento al Señor Jesús como único camino que conduce a la santidad el Papa nos dice explícitamente:

  20. “Jesucristo se presenta como único camino que conduce a la santidad. Pero el conocimiento concreto de este itinerario se obtiene principalmente mediante la Palabra de Dios que la Iglesia anuncia con su predicación. Por ello, la Iglesia en América debe conceder una gran prioridad a la reflexión por todos los fieles. Esta lectura de la Biblia, acompañada de la oración, se conoce en la tradición de la Iglesia con el nombre de Lectio Divina, práctica que se ha de fomentar entro todos los cristianos” (EA. 31)2.

  21. Esta referencia del Papa sobre las Escrituras ha dado un nuevo impulso y dinamismo a todo el trabajo bíblico, pues por un lado hace notar que el modelo de santidad uno lo encuentra principalmente en las Escrituras, donde encontramos a Jesús como camino, verdad y vida (Jn 14, 6), modelo de vida.

  22. Por otro lado habla de la necesidad de un acercamiento a las Escrituras, de su reflexión, pero con un matiz en una reflexión orante, y esto es una invitación ya no exclusiva para el clero y los religiosos sino para todos los fieles. • Las Sagradas Escrituras están siendo instrumento y medio para conocer, amar y seguir a Jesús, asumiendo su estilo e vida, en santidad y compromiso.

  23. En este acercamiento al texto, de una manera viva y vivencial, el Papa hace referencia a la Lectio Divina, y exhorta a que se la debe fomentar entre todos los cristianos. Nuevamente aquí se insiste en el hecho de que la Palabra es para todos, todo creyente debe tener esa familiaridad y cercanía con el texto sagrado para aprender de ahí la manera de vivir de acuerdo a las enseñanzas del Señor Jesús.

  24. Al inicio del nuevo milenio, al terminar el Jubileo del año 2000, el Papa en su carta apostólica Novo Millennio Ineunte, en el No. 39, establece una relación directa entre la santidad y la oración con la escucha atenta de la Palabra de Dios, destacando el papel preeminente de la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia, pero da un matiz muy especial a este acercamiento al texto bíblico cuando dice:

  25. “Es necesario, en particular, que la escucha de la Palabra se convierta en un encuentro vital, en la antigua y siempre válida tradición de la Lectio Divina, que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia”. Es de destacar la expresión ENCUENTRO VITAL; no es cuestión de saber mucho sobre la Biblia, sino que ese conocimiento me lleve a ese encuentro de corazón a corazón con el Señor, buscando eso que el Papa llama encuentro vital, algo que toque y cale hondo en el corazón, algo que transforme, algo que deje sus huellas, algo que lleve a la conversión y a la adhesión plena y total al Señor.

  26. En la Novo Millennio Ineunte, el Papa nuevamente hace mención a la Lectio Divina como un medio para que la Palabra interpele, cuestiones, enfrente al lector con el proyecto del Padre. Habla de una Palabra viva, que produce su efecto, que cala, hondo, que llega al fondo del alma. De ahí la importancia de la metodología de Lectio Divina, pues no se limita a dar información bíblica, sino que lleva a la dimensión vivencial-existencial-transformadora

  27. La Lectio Divina: Una experiencia de la Palabra de Dios.

  28. “Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad.( Ef 1, 9): por Cristo, la Palabra hecha carne, y con el Espíritu Santo, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina ( Ef 2, 18; 2 Pe 1, 4)” (Constitución Dogmática sobre la Revelación Divina del Concilio Vaticano II, n° 2).

  29. La Palabra de Dios es fuente de vitalidad para aquellos que hacen la experiencia de ésta: “Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien. Así el hombre de Dios se hace un experto y queda preparado para todo trabajo bueno.” ( 2 Tim 3, 16-17)

  30. La lectura o escucha de la Palabra de Dios o de la Biblia es una experiencia de la presencia amiga del Dios vivo. Con mucha sabiduría, la liturgia de la Iglesia al realizar la lectura de la Biblia termina con la expresión “Palabra de Dios” que constituye una confesión de fe, es decir, un reconocimiento de que por mediación del texto bíblico, Dios ha entrado en contacto con la humanidad y en particular con aquellos que están escuchando.

  31. Cuando se lee un texto bíblico, se crea un espacio de diálogo entre Dios y nosotros, el cual se comprende mejor cuando descubrimos de que el Dios de la Revelación Bíblica es un Dios de diálogo, de conversación amigable que construye relaciones. Es un Dios que espera nuestra respuesta libre y confiada:

  32. “Dios invisible ( Col 1, 15; 1 Tim 1, 17), movido de amor, habla a los hombres como amigos, ( Ex 33, 11; Jn 15, 14-15) y trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía.” (Constitución Dogmática sobre la Revelación Divina del Concilio Vaticano II, n° 2). Entonces, podemos afirmar que la finalidad última de la lectura de la Biblia es la comunión con Dios. En otras palabras, la Palabra de Dios nos lleva hasta el Dios de la Palabra.

  33. Esta relación no puede quedarse a nivel superficial. Sino que apunta a un compromiso estable y, al mismo tiempo, de profundización continua. Dios viene a nuestro encuentro y nosotros vamos hacia Él hasta que se realiza una mutua entrega en la que Dios nos dice “tú eres mío” y nosotros le decimos “yo soy tuyo”. Esto es lo que en la Biblia se llama relación de Alianza.

  34. La lectura de cualquier pasaje bíblico debe ser realizada en este contexto. No se lee la Biblia para saber más sobre Dios ni para incrementar nuestra “cultura bíblica”, sino permitir que este don que Dios nos ha dado nos tienda una mano para ese encuentro con Dios en el que experimentamos la ternura de su amor.

  35. Ahí recibimos las verdades de nuestra salvación. Éstas tienen su expresión concreta y tangible en el Salvador, quien, en la plenitud de los tiempos, nos ha mostrado su rostro en Jesús de Nazaret (cfr Hebreos 1.1) porque “En ningún otro hay salvación, porque en todo el mundo Dios no nos ha dado otra persona por la cual podamos salvarnos” (Hechos 4.12).

  36. Jesús es la plenitud de la revelación testimoniada en la Biblia. Él no vino a abolir la ley sino a darle cumplimiento (cfr. Mateo 5.17). En Jesús, el Dios de quien se escuchaba la voz mostró su rostro y llevó al culmen la historia de la salvación: “Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible” (Colosenses 1,15). En Él, todas las promesas de Dios han recibido su si, su realización (cf. 2 Corintios 1.19-20).

  37. Los creyentes de Dios leemos las Sagradas Escrituras en Jesús y desde Jesús, porque Él es la cumbre de la revelación. De ahí que leamos la Biblia entera desde la persona de Jesús. Nosotros somos sus discípulos y leemos toda la Escritura desde la revelación que Él nos hizo del Padre y del camino que Él realizó (cfr. Hechos 8.34-35).

  38. Luego, para la lectura de la Biblia el creyente ha de tomar en cuenta los siguientes criterios de reflexión y aprovechar lo mejor posible la enseñanza de la Palabra de Dios: • La Revelación tiene un carácter histórico. Por eso, los textos no deben leerse fuera de su contexto histórico social, teniendo en cuenta el grado de civilización en que se encuentran en esa época.

  39. La Revelación es progresiva. Dios no nos ha dicho todo de una sola vez. En consecuencia, hay que situar los pasajes dentro de la etapa de la Revelación en que se encuentran. Un cristiano no debe olvidar que la plenitud de esta Revelación es JESÚS. Por eso es que se le concede cierta primicía a los Evangelios.

  40. La Revelación se vale del lenguaje humano. La inspiración divina aprovecha los recursos literarios de los autores humanos que incluyen los parámetros sociales y culturales de estos autores. Por eso hay que tener en cuenta la época: sus modos de pensar y de hablar, sus formas literarias, las situaciones históricas tan distintas a lo largo de aproximadamente, mil años.

  41. La Revelación fue dirigida a un pueblo y para formar el pueblo de Dios. Puesto que los textos bíblicos nacieron dentro de una comunidad de fe, no es coherente con la naturaleza misma de la Biblia una lectura realizada fuera de una comunidad de fe y de vida, con su Tradición, su credo, su doctrina, su liturgia y sus proyectos. Hay buscar el espacio que brinda la comunidad de cristianos para leer con espíritu de fe la Palabra Dios.

  42. La Palabra de Dios, camino de vida

  43. “Ciertamente, es viva la Palabra y eficaz, Más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra…hasta las junturas y las médulas; Y escruta los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible: Todo está desnudo y patente…” (Hebreos 4, 12-13)

  44. La Palabra de Dios es viva y eficaz. Penetra en nuestra vida abriéndonos a una nueva comprensión de lo que somos, ya que nuestra verdadera identidad sólo aflora cuando somos capaces de vernos a nosotros mismos tal como Dios nos ve. Cuando somos capaces de mirarnos con sus ojos encontramos nuestra verdad. El encuentro en hondura con la Palabra de Dios va develando paulatinamente el sentido profundo de nuestra existencia.

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