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EJERCICIOS CUARESMALES 2014 Las Tentaciones P astorales

EJERCICIOS CUARESMALES 2014 Las Tentaciones P astorales. PRIMER DÍA La primera tentación pastoral, no ir al desierto: “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” Mt 4,1. I. Disposición II. Lectio Mt 4, 1-11 y Mt 23, 1- 7

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EJERCICIOS CUARESMALES 2014 Las Tentaciones P astorales

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  1. EJERCICIOS CUARESMALES 2014Las Tentaciones Pastorales

  2. PRIMER DÍALa primera tentación pastoral, no ir al desierto:“Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo” Mt 4,1 • I. Disposición • II. Lectio Mt 4, 1-11 y Mt 23, 1-7 Procuremos descubrir ¿cuál es la tentación en la que han caído los fariseos y en qué se asemeja a las tentaciones que tuvo Jesús en el desierto y de las que salió victorioso? Explicación: ¿Qué dice el texto?:

  3. 1. El contexto de ambos textos: La misión. Para comprender mejor cada texto bíblico, hay que observar cuidadosamente lo que está antes y después del pasaje que leemos, es decir, el contexto en que Jesús dijo esas palabras. El primer pasaje que narra las tentaciones en el desierto se ubica inmediatamente después del bautismo de Jesús en el río Jordán y después del desierto Jesús inicia su misión en Galilea. Así, la ida al desierto se encuentra antes de iniciar su misión y antes de llamar a sus primeros discípulos (Cfr. Mt 4, 12-22). ¿Qué nos dice este contexto del antes y el después de la ida de Jesús al desierto? Nos dice que precisamente el desierto es una continuación de la experiencia vivida en el río Jordán donde experimentó la presencia del Espíritu Santo. Así, el desierto es la preparación inmediata para la misión que está por comenzar.

  4. En el segundo pasaje, Jesús advierte a sus discípulos no imitar el modo de proceder de los escribas y fariseos (Cfr. Mt 23,3), sucede en el contexto de su llegada a Jerusalén al final de su misión. Lo que Jesús denuncia en ellos, es precisamente lo mismo que a Él el diablo le propuso hacer en el desierto. Muchas veces nos hemos limitado a ver las tentaciones del desierto en clave de tentaciones personales o individuales, pero también, las tentaciones tienen que ver con la misión que Jesús está por iniciar. El Espíritu Santo es quien lo animó y fortaleció en el río Jordán, el que lo llevó al desierto y el que después del desierto lo impulsó a la misión. En contraposición, el diablo, intentará bloquear su misión. Así, las tentaciones del desierto, tienen una dimensión pastoral.Que será la temática central de estos ejercicios, y nos estaremos refiriendo precisamente a las tentaciones que Jesús vence en el desierto, mismas que de no enfrentarlas en oración, ayuno y con ayuda de la Palabra de Dios, podrían debilitarlo y desvirtuar su misión.

  5. Son tentaciones pastorales porque su misión es una misión pastoral, ya que como Buen Pastor, irá en busca de las ovejas perdidas para reintegrarlas al rebaño. Cuando hablamos de tentaciones, nos referimos a algo distinto al pecado. Jesús fue tentado, pero no pecó. La tentación puede ser un sentimiento o un pensamiento que llega a nosotros haciéndonos creer que debemos hacer las cosas y decidir las cosas de una cierta manera, contraria a la voluntad de Dios. El pecado se da cuando, sin un buen discernimiento, nos dejamos llevar por los impulsos o intenciones interiores equivocadas y hacemos las cosas a nuestra manera, no haciendo la voluntad de Dios.

  6. 2.- En búsqueda de un nuevo modelo de servicio misionero. En su vida Jesús ha observado el dolor, el sufrimiento, el alejamiento y marginación de mucha gente tanto en el ámbito social como en el religioso y ha analizado las causas de esa situación en la que viven. Sin embargo, no es únicamente la realidad la que le moverá a la misión, pues Jesús sabe que un auténtico misionero no es el que hace lo que le gusta o siente, por bueno que sea lo que quiera hacer. Un misionero sólo hace lo que le mandan hacer Aquel que lo envía. Pero Jesús también está expuesto a la tentación y a seguir un modelo de misión equivocado. Es por eso que debe hacer un discernimiento, es decir, es preciso que en oración clarifique cómo dará este servicio.

  7. 3. La primera tentación: Falta de discernimiento y huir del desierto. El llamado está confirmado, la misión esperada está por iniciar, pero antes, el Espíritu lo guía al desierto para ser tentado. ¿El Espíritu lo lleva al desierto para ser tentado por el diablo?. Sí en el proceso de formación que el Padre ha preparado para su Hijo amado no hay privilegios, lo quiere encarnado en la realidad de los seres humanos, en nuestra realidad. Jesús debe experimentar lo mismo que nosotros: La tentación. Ser tentado no es lo mismo que ponernos en ocasión de tentación, no es buscar un mismo las tentaciones. Lo que Jesús hace en el desierto es enfrentar la tentación, es dar la cara al mal espíritu en vez de huir. La palabra discernimiento expresa la actitud de quien busca confrontar sus sentimientos, sus pensamientos, sus deseos, su vida y misión. En el desierto Jesús lo que hará es discernir caminos, confrontar sus deseos e ideas, sus métodos misioneros para purificarlos, por así decirlo, de toda posible desviación que, como hemos dicho antes, puede estar disfrazada de bondad. La primera tentación que Jesús vence por tanto, es la de irse directamente del río Jordán a la misión. Antes de comenzar su misión en los barrios alejados y marginados, dedicará 40 días a revisar su vida, sus emociones, sus sentimientos, sus motivaciones para luego, ahora sí, lanzarse si detenerse a la misión.

  8. III. Meditación • 1. Ir al desierto para confrontar nuestra vida con la verdad del Evangelio y con la mentira a la que el diablo nos orienta al tentarnos. El fariseo verdaderamente cree que está cumpliendo. Jesús al igual que los fariseos, se siente llamado a servir a Dios, el problema no está en el hecho de servir o no servir, sino en la manera de prestar ese servicio. El desierto para Jesús y la lucha contra las tentaciones, nos dice el Papa, “refleja su lucha interior por cumplir su misión”. Mantenerse en la verdad es el reto de los discípulos misioneros, ya que sin darnos cuenta, el fariseísmo, que es una manera de servir y de cumplir con la misión, en el fondo es una manera guiada más por el espíritu del mal que por el Espíritu de Dios. “Vuestro padre es el diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre”.

  9. El desierto por tanto, es no solo el discernimiento de lo que no debemos de hacer, sino la búsqueda de lo que sí debemos hacer. Es la búsqueda de los caminos personales y pastorales que, inspirados en la Escritura nos lleven a una misión y vida auténticamente evangélica, es decir, a una vida y a una misión como la de Jesús. En un momento de silencio pensemos en lo siguiente: ¿Acostumbramos ir al desierto?, ¿Confrontamos nuestra vida y misión con la vida y misión de Jesús?, ¿A caso no corremos nosotros el riesgo de volvernos fariseos?

  10. 2. La exhortación Evangelii Gaudium, una ayuda para el discernimiento. En esta exhortación el Santo Padre nos invita a un permanente discernimiento en miras a la misión. El Papa habla con mucha claridad inspirado en el Evangelio de Jesús y nos previene precisamente de algunas tentaciones en las que los agentes de pastoral podemos caer. Un agente de pastoral es un servidor de Dios que busca trabajar en la Iglesia en el proyecto evangelizador, es decir, en todo lo que se refiere a ir en busca de las ovejas perdidas y de cuidar a las que están en el redil. “Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios. Esto implica no sólo reconocer e interpretar las mociones del buen espíritu y del malo, sino –y aquí radica lo decisivo– elegir las del buen espíritu y rechazar las del malo” (Nº 51).

  11. 3. Oración y ayuno, refuerzos para el desierto en la Cuaresma y en los Ejercicios Espirituales. Nos dice el documento de Aparecida que “Jesús, con la oración y el ayuno, discernió la voluntad del Padre y venció las tentaciones de seguir otros caminos” (Nº 149). La Iglesia nos invita a imitar a Jesús que no solo confronta su vida y misión con la Palabra de Dios y con oración, sino, además, con ayuno. Que ofrezcamos a Dios algún sacrificio como apoyo y refuerza contra la tentación. En nuestra sociedad hemos olvidado un poco o quizá bastante el espíritu de sacrificio. ¿He ofrecido al Señor algún sacrificio para este tiempo de Cuaresma? Si no lo he hecho, al menos esta semana ¿qué sacrificio podría hacer a modo de “ayuno”, es decir, de privación para fortalecer esta experiencia de desierto?. Recordemos que para Jesús el desierto también fue un tiempo de sacrificio.

  12. 4.- La Lectio divina, una metodología para ir al desierto. El Papa Francisco, en su Exhortación Pastoral Evangelii Gaudium, nos explica la importancia de practicar el método de la Lectio Divina o lectura espiritual como ayuda al discernimiento personal y pastoral. “La lectura espiritual de un texto debe partir de su sentido literal. De otra manera, uno fácilmente le hará decir a ese texto lo que le conviene, lo que le sirva para confirmar sus propias decisiones, lo que se adapta a sus propios esquemas mentales. Esto, en definitiva, será utilizar algo sagrado para el propio beneficio y trasladar esa confusión al Pueblo de Dios. Nunca hay que olvidar que a veces «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11,14)” (EG Nº 52).

  13. IV. Compartir Las personas comparten brevemente las frases o ideas que han movido su corazón, tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación • V. Oración Ahora comparte con Jesús las frases que movieron tu corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su Palabra y de la reflexión sobre ella. • VI. Contemplación Al terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en los brazos de Jesús. En silencio ante Él, para dejarnos abrazar por su mirada.

  14. VII. Acción Dediquemos un momento a proponernos, de manera individual, una acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús, disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida. Serán sólo tres minutos en silencio. • VIII. Acción de gracias Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.

  15. EJERCICIOS CUARESMALES 2014Las Tentaciones Pastorales

  16. SEGUNDO DÍA.2ª Tentación: “Jesús sintió hambre… di a estas piedras que se conviertan en panes” Mt 4,2-3¿La Palabra, al servicio de la realidad o de nuestra necesidad? I. Disposición II. Lectio Leer Mt 4, 2-4 y Mt 16,1-12 ¿Cuál crees que es la tentación que tienen los discípulos y en qué es parecida a la que tuvo Jesús en el desierto? Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:

  17. 1. El contexto de ambos textos: La Palabra de Dios como alimento. Para comprender mejor cada texto bíblico, hay que observar cuidadosamente, el contexto en que Jesús dijo esas palabras. Hay un antes general o más lejano y un antes inmediato. El antes más lejano sería en este caso, lo que Jesús vivió antes de ir al desierto y lo que sucede antes del pasaje que habla de la levadura de los fariseos. En estos dos pasajes que hemos leído hay un antes común y un después común. Antes del desierto y de la primera tentación que en este día reflexionaremos, Jesús ha estado en el río Jordán, se ha bautizado y al bautizarse, se ha formado entre prostitutas y publicanos. El antes más lejano serían los 30 años que Jesús vive en Nazaret. Jesús ha visto que una gran mayoría del pueblo alejado y marginado, está así, no porque quiera, sino porque están “cansados y abatidos como ovejas sin pastor” (Mt 9,36). Jesús ha descubierto que los pecadores están en esa situación porque el pecado se volvió una enfermedad y ellos no pueden sanar por sí mismos y necesitan de un médico que les ayude (Cfr. Mt 9,12). Es por todo esto que, como vimos ayer en el tema introductorio, va al desierto, a buscar los caminos pastorales adecuados para dar respuesta a la realidad.

  18. Leamos Mt 15, 29-30 Jesús mira y conoce la realidad de gente y eso mueve su corazón a la acción, luego, viene la multiplicación de los siete panes de los que sobraron siete canastas. Antes de subir a la barca a la que no llevaron esos panes que sobraron, los fariseos y saduceos tientan a Jesús pidiéndole una señal. La tentación del desierto relacionada con el pan tiene relación con la tentación que ellos pondrán a Jesús. Es así como surge la primer tentación personal y pastoral o misionera.

  19. 2. La segunda tentación: Servirse a sí mismo de la Palabra. En el desierto, Jesús siente hambre, pero no ha ido al desierto para satisfacer su necesidad personal, sino para discernir el camino que el Padre le ordenaba seguir en miras a la misión de servicio a los alejados y marginados. En sus 30 años de vida y antes de multiplicar los panes, Jesús ha visto muchas cosas: ha visto el sufrimiento del pueblo que tiene hambre de la Palabra de Dios, ha visto que está enfermo y que se siente desatendido religiosamente; ha visto que muchos seres humanos viven sin sentido, sin identidad, sin sentirse amados y ha visto que esa falta de identidad y de sentido orilla a muchos a refugiarse en el pecado. Ha visto que los agentes de pastoral, los servidores de Dios, es decir, los fariseos, saduceos y los maestros de la Ley en vez de apacentar al pueblo se apacientan a sí mismos.

  20. 3. “Di a estas piedras que se conviertan en pan”. En el pasaje que hemos leído previo al capítulo 16, vemos con claridad la diferencia entre la manera de entender la misión para Jesús y para los fariseos. Jesús llama a sus discípulos y les dice: “Siento compasión de la gente, hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen que comer”. Enseguida vendrá la multiplicación de los panes. Pero al final, al subir a la barca, a los discípulos se les olvida subir los panes que sobraron, y preocupados dirán: “No hemos traído panes” (Mt 16,7). Jesús les llama la atención, ya que no son capaces de compadecerse del pueblo y de reconocer su hambre y sufrimiento y en cambio saben ver muy claro lo que a ellos les falta. • 4. “Abran los ojos” para ver la realidad de los alejados y marginados. Los discípulos son cuestionados fuertemente por Jesús ya que “tienen ojos y no ven” que los alejados y marginados por fin han sido atendidos y saciados de pan, pero tampoco pueden tener fe suficiente para ver la acción de Dios: “Hombres de poca fe... ¿aún no comprenden?”. Los discípulos solo pueden ver su propia necesidad: “no traemos panes”. Piensan en sí mismos y no en la realidad y necesidades de la gente. Esa ceguera es la misma ceguera de los fariseos que piden señales del cielo para creer, pero no pueden ver el más grande de los signos: ¡Los pobres son atendidos!

  21. 5. El hombre vive de toda palabra que sale de la boca de Dios En el desierto Jesús siente hambre y sabe que su Palabra es poderosa, y que podría solucionar su necesidad con el poder que el Padre le ha dado. Sin embargo, Jesús tiene claro que “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4,4). La Palabra de Dios es la vida, el alimento que el pueblo necesita, pues la Palabra tiene poder de transformar la vida de un ser humano. Cualquiera que descubra el poder que la Palabra de Dios tiene, puede valerse de ella para dar vida y alimento a los alejados y marginados. Sin embargo, también corre el riesgo de caer en la tentación de manipularla para el propio servicio. Para hacerla decir lo que a uno le conviene y no lo que ésta dice en sí misma. • 6. Doctrina farisaica: Las piedras convertidas en pan Los fariseos han hecho una interpretación de la Ley de Dios, que se ha vuelto una carga para la gente en vez de ayudarle a acercarse y alimentarse. Lo único que consiguen es alejar a la gente de las cosas de Dios.Manipulan la Palabra para satisfacer su propia necesidad y no para saciar el hambre de Dios del pueblo alejado y marginado.

  22. III. Meditación • 1. Ir al desierto y meditar la Palabra a la luz del Magisterio de la Iglesia, nos ayudará a no caer en la tentación de convertir las piedras en pan. La lectio divina, nos ofrecerá siempre algunas pistas de interpretación del texto y su explicación desde la enseñanza de la Iglesia ya que no podemos caer en la tentación de la “libre interpretación”. Además, hay que conocer la doctrina católica, lo que llamamos “Magisterio” o enseñanza de la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Católica es una buena base. ¿Nos preocupamos por conocer bien nuestra fe católica? ¿Cuantas horas al día dedicamos a la T.V. y cuántas a la lectura y estudio de nuestra fe?

  23. 2. Las creencias personales o grupales que aceptamos sin reflexión. Otra modo en el que esta primera tentación puede hoy “enquistarse” en nuestra vida, es cuando, sin una adecuada formación bíblica y catequética, predicamos creencias que son originadas por un curandero, por un grupo fanático, por un familiar perfeccionista de estilo farisaico o bien, por nuestra imaginación. Muchas veces afirmamos cosas que Dios nunca dijo, o que nosotros interpretamos. Otras veces, esas “creencias”, son fruto del miedo o la superstición personal. ¿Qué tanta importancia le damos a las creencias supersticiosas? ¿Confrontamos nuestras creencias con la enseñanza de Jesús y de la Iglesia? • 3. El “fariseísmo”, poner el énfasis sólo en la parte que nos conviene. Otra tentación es la de identificar la fe o la doctrina, sólo con una parte que a nosotros nos parece más importante de nuestra fe. Lo que enseñamos es correcto, pero ponemos la “doctrina” por encima de las personas, en vez de presentarla como una Palabra que da vida, que sana, que nos realiza en el amor.

  24. 4. Al servicio de la realidad de los alejados y marginados. Una última consecuencia que sacamos de esta primera tentación, es la importancia que tiene el conocer la realidad de las personas a las que servimos. Antes de juzgar y condenar, hay que analizar las causas que han llevado a las personas a vivir de tal o cual manera. Hay que acercaros sin miedo y con la mirada misericordiosa de Jesús a su historia, para ver a esa persona como Jesús la ve. Dirátambién el Papa Francisco: “Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37)” (49). • 5. ¿Qué te dice a ti hoy el Señor en su Palabra? Medita en tu corazón cómo es tu mirada, cómo enseñas la doctrina católica, reflexiona si tu fe está realmente centrada en la enseñanza del evangelio o más bien en creencias personales o supersticiosas. ¿Qué me dice a mí hoy este texto?

  25. IV. Compartir Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón, tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación. V. Oración Ahora comparte con Jesús las frases que movieron tu corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su Palabra y de la reflexión sobre ella. VI. Contemplación A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en los brazos de Jesús. VII. Acción Dediquemos un momento a proponernos, de manera individual, una acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús, disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida. VIII. Acción de gracias Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.

  26. EJERCICIOS CUARESMALES 2014Las Tentaciones Pastorales

  27. TERCER DIA3ª Tentación: “Si eres hijo de Dios” Mt 4,3¿Misioneros de sentimiento o de convencimiento? I. Disposición II. Lectio Leer Mt 4,1-6 y Mt 27, 39-44 ¿Cuálcrees que es la tentación que tienen Jesús a la hora de su crucifixión al final de su vida? y ¿en qué se parece a la que tuvo en el desierto al inicio de su misión? Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:

  28. 1. El contexto de ambos textos: La identidad de Hijo. Recordemos que el contexto, es lo que sucede antes y después del pasaje que reflexionamos. El Jordán, ha sido para Jesús lo que para muchos de nosotros ha sido nuestro “encuentro fuerte” con Dios. Jesús es el Hijo de Dios, lo es desde toda la eternidad, pero al encarnarse, ha renunciado a los privilegios de su condición divina (Cfr. Fil 2,6). Uno de los privilegios tiene que ver con la conciencia y claridad de su identidad. Jesús es en verdad Hijo de Dios, pero como se ha hecho hombre, necesita reforzar esta identidad y como todo ser humano, lo que nuestros padres nos dicen es acerca de nuestra propia persona influye mucho en la claridad de nuestra propia identidad. Jesús en el Jordán, antes de ir al desierto, tendrá una experiencia que le ayudará a fortalecer su identidad.

  29. El pasaje de las tentaciones en el desierto se ubica precisamente después del Jordán donde Jesús ha escuchado la voz del Padre que ha dicho: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco” (Mt 3, 17) y como hemos leído, en dos ocasiones en el desierto (Cfr. v. 3 y 6) le cuestionará, a modo de tentación, su identidad: “Si en verdad eres hijo de Dios...”. El pasaje bíblico no afirma que el diablo se apareciera en forma visible, recordemos, que la tentación se da en el desierto como un pensamiento y sentimiento que Jesús experimenta en lo más profundo de se mente y corazón. Jesús no busca la tentación, ésta llega sola pues parte de la vivencia del desierto y de su discernimiento. En este sentido podemos observar que la tentación dominante en el desierto, por presentarse dos veces en lo que parecen dos tentaciones distintas, tiene que ver con su identidad de Hijo amado de Dios. Inmediatamente después del desierto, Jesús llamará a sus primeros cuatro discípulos. Jesús sale del desierto tan fortalecido en la conciencia de su identidad, pues ha vencido la tentación de la duda, que su convicción vocacional atrae como un imán a sus primeros discípulos.

  30. En el segundo pasaje que hemos leído nos narra el momento en que Jesús está ya crucificado y que nos explica que los que pasaban, así como los sumos sacerdotes se burlaban de Él y lo desafiaban a manera de burla, como suele hacerlo el enemigo, precisamente en lo que se refiere a su identidad: “si eres Hijo de Dios baja de la cruz” (Mt 27, 40) El mismo evangelio de Mateo nos explica que después de estos cuestionamientos, Jesús hace oración en la cruz y pronuncia un salmo que dice: “Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?” (Mt 27, 46). Todo el juicio previo a la crucifixión tiene que ver precisamente con su identidad de Hijo de Dios (Cfr. Mt 26, 63-66) y el autoafirmarlo delante del Sanedrín, será la causa de su condena a muerte ya que afirmar que es Hijo de Dios es afirmar su identidad divina, que en Jesús está perfectamente unida a su humanidad.

  31. 2. La tercera tentación: Perder o debilitar la identidad. La tentación experimentada en el desierto sobre su identidad, fue vencida por Jesús con la ayuda de la oración, de la recta interpretación de la Escritura y por supuesto, con la guía del Espíritu Santo que fue quien lo condujo al desierto. En ese primer momento, si el diablo lograba debilitar la conciencia de la identidad de Jesús, debilitaría también su fuerza misionera, ya que es precisamente esta claridad en su ser de Hijo y en el amor que el Padre le tiene, lo que le hará caminar incansablemente y luchar contra toda adversidad en la misión orientada a los más alejados y marginados

  32. 3. La identidad de los fariseos. La identidad de los fariseos no está en el saberse amados “no tenéis en vosotros el amor de Dios”, para ellos su identidad está en lo que los demás piensan de ellos y es la opinión de la sociedad y de la gente lo que les importa. Además creen que Dios los ama por cumplir la Ley y ser muy observadores de las normas. Esa lógica equivocada acerca de Dios los lleva a pensar que Dios no ama a los pecadores porque no cumplen la Ley. Jesús es veraz porque no actúa por lo que diga la gente y busca sólo la gloria que viene de Dios; los fariseos en cambio, buscan la gloria de los hombres y “les gusta ser saludados en las plazas y que la gente les llame maestros” (Cfr. Mt 23,7). Los fariseos buscan su identidad en la opinión de la gente y por ello cuidan mucho su imagen ante los demás. Eso les hace volverse hipócritas. Jesús tiene clara su identidad. Esta claridad en su identidad de Hijo, tiene además una consecuencia en relación a los demás. Jesús además de saberse Hijo amado, se sabe hermano de los demás, hermano de los pecadores, hermano de los alejados. Los fariseos en cambio, se sienten distintos, separados de los demás, se sienten puros y perfectos y eso los separa de los demás y por consiguiente, los separa en realidad de Dios.

  33. III. Meditación • 1. Lleva al desierto tu experiencia del Jordán. Jesús ha vivido en el Jordán un encuentro fuerte y emotivo con Dios su padre, ha experimentado su amor y la presencia alegre del Espíritu Santo. Este tipo de encuentro en el que nos sentimos amados por Dios y elegidos para una misión, fortalece nuestra identidad de cristianos que hemos recibido en el bautismo. Ir al desierto para nosotros supone esta experiencia previa de encuentro personal con Cristo. ¿Cuál ha sido la experiencia más fuerte que marcó nuestra vida de fe? ¿Hemos experimentado el amor de Dios que nos ama y nos acepta aunque seamos pecadores?

  34. Ser llamados hijos de Dios es el mayor de los títulos u honores que cualquiera pueda recibir. El Padre reconoce públicamente a su Hijo. Nosotros al ser bautizados ya no sólo nos llamamos, sino que en verdad somos “hijos de Dios”ya que como dice San Pablo: “Ustedes han recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre!” (Rm 8,15). Por tanto nuestra verdadera identidad esser hijos de Dios. ¿Cómo te identificas con los católicos alejados? ¿Te sientes hermano de ellos o como un fariseo te sientes distinto y superior religiosamente hablando? • 2. Pasar del sentimiento al convencimiento. El desierto es un tiempo en donde la fe no se siente bonito y donde el gozo del Espíritu vivido en el Jordán se convierte en cuestionamientos y búsqueda de respuestas a la luz de la Palabra de Dios. ¡Es un tiempo de discernir, no de sentir! El desierto es el momento de aprender que nuestro Padre Dios nunca deja de amarnos y que su amor no depende de que sintamos bonito. ¡El siempre nos ama y está con nosotros! Por tanto hay que pasar del sentirnos amados al sabernos amados, es decir, del sentimiento al convencimiento.

  35. 3. La mundanidad espiritual, una nueva forma de fariseísmo en los agentes de pastoral. Nos explica el Papa Francisco, que “muchos agentes pastorales desarrollan una especie de complejo de inferioridad que les lleva a relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus convicciones. Se produce entonces un círculo vicioso, porque así no son felices con lo que son y con lo que hacen, no se sienten identificados con su misión evangelizadora, y esto debilita la entrega” (Nº 79). El que tiene clara su identidad, se alegra en la entrega misionera y allí precisamente, en el entrega apostólica encuentra la fuente de su alegría que da sentido a su vida. Es posible que algunos de nosotros pensemos que trabajar mucho por Dios es ya una garantía de estar haciendo lo correcto, pero existe el peligro de estar haciendo las cosas para ser reconocidos, para mantener una apariencia o imagen de “buen católico”. El fariseísmo o mundanidad espiritual, como le llama el Papa, es la tentación de buscar la identidad propia en la opinión de la gente y no en la voluntad de Dios. ¿Mi identidad cristiana es auténtica o más bien es farisaica por definirla por lo que piensan los demás? ¿Me siento en verdad hermano de los alejados y marginados?

  36. IV. Compartir Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón, tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación. V. Oración Ahora cerremos nuestros ojos y comparte con Jesús las frases que movieron tu corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su Palabra y de la reflexión sobre ella. VI. Contemplación A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en los brazos de Jesúsy dejáte abrazar por su mirada. VII. Acción En un momento dediquémoslo a proponernos, de manera individual, una acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús, disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida. VIII. Acción de gracias Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.

  37. EJERCICIOS CUARESMALES 2014Las Tentaciones Pastorales

  38. CUARTO DIA4ª Tentación: “Lo llevó consigo a la Ciudad Santa,al alero del Templo…” Mt 4,5¿Sentados para mejor atención o enviados para la misión? I. Disposición II. Lectio Leer Mt 4,5-6 y Mt 21,12-17 ¿Cuál es la tentación que tienen Jesús en el desierto y en qué se parece a lo que vive en el Templo al final de su misión? Explicación: ¿Qué dice realmente el texto?:

  39. 1.- El contexto de ambos textos: Actitud de Jesús ante el Templo. Comencemos por retomar el contexto general. Jesús a los 12 años se les pierde a sus padres y le encuentran en el Templo sentado entre los doctores de la Ley, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Cuando José y María le preguntan porqué obró así (quedarse en el Templo), Jesús les responde: “¿Porqué me buscaban? ¿No sabían que debía estar en la casa de mi Padre?” (Lc 2, 49). Y cuando expulsa a los vendedores del Templo les dice: “No hagan de la casa de mi Padre un mercado” (Jn 2,16). Para Jesús es Templo fue y sigue siendo un lugar de oración y culto, es la casa de su Padre. El contexto inmediato del primer texto que hemos leído, ubica este texto donde el diablo le lleva al alero del Templo dentro del pasaje de las tentaciones. Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, allí en el desierto, el diablo lo saca del desierto a modo de tentación y lo lleva a la Ciudad Santa, a Jerusalén (Cfr. Mt 4, 5).

  40. El segundo pasaje que hemos leído, de la expulsión de los vendedores del Templo sucede al final de la vida de Jesús cuando entra triunfal en la ciudad como Mesías. Jesús entra a Jerusalén montado en un burrito, no desde el poder y la gloria humana, rechazando así la tentación de mostrarse poderoso ante la gente y pretender recibir honores de los poderosos. Pero nos centraremos no en esta tentación del poder, sino en la tentación que tiene que ver con la misión: Iniciar la misión en el Templo, haciendo su primer milagro ante los sacerdotes y fariseos, ante la gente importante y no orientado a los alejados y marginados de la región de Galilea. Jesús tiene que tomar una decisión importante: Iniciar en el Templo donde ya está la gente reunida y atendida, o ir primero por los caminos a buscar y convocar a la gente marginada y desatendida.El iniciar en Galilea, no significa que Jesús hace a un lado el Templo y a la gente de Jerusalén y Judea; significa que en el Reino, los últimos deben de ser los primeros.

  41. 2. La cuarta tentación: Iniciar la misión en un lugar organizado, atendido y privilegiado. Judea, que era la provincia donde estaba el Templo de Jerusalén, gozaba de mejor fama que Galilea. En Jerusalén había muchos servicios religiosos y los grandes maestros de la Ley, fariseos y líderes religiosos vivían allí. Galilea por el contrario, era lugar de paganos, pecadores y rebeldes, así como de campesinos y pescadores pobres. Si Jesús se siente llamado a realizar una misión con los más alejados y marginados, es necesario que inicie en el lugar donde ellos están. La tentación es muy clara, llevarle al Templo, al lugar donde ya hay muchos servicios y atención, en lugar de iniciar donde la gente está más alejada y marginada. • 3. Los fariseos, escribas y sacerdotes se adueñaron del Templo. Jesús echa en cara a los escribas y fariseos que “se han sentado en la cátedra de Moisés”. Ellos, los que deberían ser responsables de abrir las puertas del Templo a todos, ya que el Templo es la casa del Padre y por tanto de los hijos, se han adueñado del Templo en todo el sentido de la palabra: Moral, económica y físicamente: Ellos imponen sus propias enseñanzas como si fueran la Palabra de Dios (como vimos en la segunda tentación), por lo que Jesús les reprocha que “atan cargas pesadas y las echan sobre las espaldas de la gente”

  42. 4. En el desierto Jesús toma una decisión: Volver a Galilea. Una vez concluidas las tentaciones, Jesús, nos explica el Evangelio de Lucas, que “volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu” (Lc 4, 14). El afirmar que volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu significa no sólo que venció al maligno, sino, además, que es el mismo Espíritu quien lo conduce a Galilea, no al Templo de Jerusalén. Es el inicio de la misión, Jesús es enviado a los alejados y marginados y vence la tentación de quedarse en el Tempo; aclarando nuevamente, que Jesús no rechaza el Templo y de hecho, en la Pascua antes de morir enseñará en el Templo. La gente vive para su trabajo y hay poca cultura religiosa entre los alejados. ¿Cómo iniciar? ¿Qué modelo seguir? Jesús aún no tiene nada establecido, pero en el desierto seguramente está reflexionando sobre un método pastoral sencillo y accesible a los alejados y marginados. En el Templo, los servidores del culto esperan que la gente vaya y solicite los servicios; en Galilea, Jesús tendrá que caminar y caminar para llevar a todos el mensaje evangélico.

  43. 5. ¿En las manos de los seres alados (ángeles) o de los marginados? Hemos visto ya, como el diablo llevó a Jesús a un alero del Templo, el llevarlo a ese lugar, como hemos reflexionado ya, la tentación tiene que ver con el lugar de inicio de su misión. Jesús confiando en la providencia del Padre iniciará su programa misionero dirigido a los alejados y marginados en Galilea y no en la Ciudad Santa. Ha sido la confianza en la providencia y amor del Padre y su apego a la Escritura lo que ha mantenido a Jesús firme en su decisión, por tanto, ahora astutamente el diablo le tentará en relación a la providencia y amor del Padre tomando un texto de la Escritura: “Tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra alguna” (Mt 4,6). En la encarnación el Hijo de Dios renunció a los privilegios de su condición divina (Cfr. Ef 2,6-7) y decidió asumir nuestra condición humana con todas sus limitaciones. Ahora, el diablo le invita a tener privilegios que los hombres no tienen. Le invita a valerse de su condición divina que ciertamente no ha perdido.

  44. El enemigo que es astuto sabe muy bien que Jesús no dará marcha atrás en su solidaridad para con los que sufren y nada tienen, pero ahora la tentación va en miras a la misión: ¡Qué espectáculo! Si Jesús se tira del Templo y los ángeles le toman en sus brazos y no lo dejan caer, ese será un signo que nadie podrá negar y entonces muchos creerán en su mensaje. Jerusalén es un lugar donde Jesús se puede volver famoso si concede a la gente una señal. No fue en el desierto donde el diablo le invitó a tirarse de un barranco, es en la Ciudad Santa. Cuántos esfuerzos se ahorrará Jesús si demuestra a la gente que su Padre es providente y que si lo protege como a nadie protege es la señal de que Él es el Mesías. La tentación es muy grande, pero consciente del riesgo que esta tentación nos puede traer, Jesús dice a sus discípulos: “Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes” (Mc 12, 38-39).   En el Evangelio de Marcos, inmediatamente después de que Jesús previene a sus discípulos de la tentación de querer ocupar lugares de honor, ser saludados y vestir llamativamente, se nos narra el pasaje en que Jesús ve a la viuda pobre dar todo lo que tenía para vivir. Jesús sabe que los escribas no se interesan por gente como ella que da todo lo que tiene para vivir. Los fariseos ponen su atención en quienes “dan lo que les sobra” ya que no valoran a la gente por lo que hay en el corazón, sino por lo externo (Cfr. Mc 12, 41-44).

  45. III. Meditación • 1. De la instalación sigue la cerrazón. Jesús les hecha en cara a los fariseos su cerrazón y el que hayan negado a la gente el acceso a Dios: Y también les cuestiona todas las enseñanzas acomodadas para centralizar la fe en el Templo (Cfr Mt 23, 16-22). Jesús ciertamente está molesto por esa actitud y lo que le molesta más, lo ha dicho muy claro, es que “cierran las puertas” a los alejados. El Papa Francisco en la Exhortación Evangelii Gaudium nos invita a evitar esta tentación: “La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese sacramento que es «la puerta», el Bautismo. A menudo nos comportamos como controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (Nº 47). ¿Qué nos dice esta enseñanza de Jesús y del Papa Francisco a nosotros hoy en nuestra realidad pastoral?

  46. 2. El gusto espiritual de ser pueblo. Esta tentación en el alero del Templo como hemos visto, también se refiere a buscar lugares de honor, buenas relaciones, foros para ser vistos y todo con miras a la misión, y renunciamos a Galilea, a la pobreza, a la encarnación y a la misión en los lugares alejados. En el capítulo V de la Exhortación Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos invita a despertar en nosotros un gusto por una espiritualidad cercana a la gente sencilla, contrario al gusto por lo espiritual entendido como lejanía de los demás, lo cual sería una clara postura farisaica. Para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior. La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo.

  47. Él es el modelo de esta opción evangelizadora: “Jesús lo miró con cariño”(Mc 10,21). Lo vemos accesible cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10,46-52), y cuando come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2,16), sin importarle que lo traten de comilón y borracho (cf. Mt 11,19). Lo vemos disponible cuando deja que una mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7,36-50) o cuando recibe de noche a Nicodemo (cf. Jn 3,1-15). La entrega de Jesús en la cruz no es más que la culminación de ese estilo que marcó toda su existencia. Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad, Pero no por obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de alegría y nos otorga identidad” (Nº 268-269). ¿Tengo ese gusto espiritual de ser pueblo y de involucrarme de hermano a hermano con los más alejados y marginados? O mas bien ¿me siento distinto, separado, de los buenos?

  48. 3. ¿En quién tenemos puestos los ojos y a quién orientamos la misión? Jesús ha rechazado “tirarse”para ser visto y reconocido, por lo que puede mirar la realidad de los alejados y marginados, puede valorar su fe sin juzgarlos y descubrir que en ellos hay un tesoro mucho mayor que el que los“importantes” de la ciudad pueden darle. En nuestras comunidades parroquiales y en los lugares alejados y desatendidos hay gente de fe que da todo lo que tiene y que nunca ha sido reconocida. Jesús sabe mirar lo que otros no pueden ver desde lo alto. Sabe descubrir la riqueza de la fe de muchos que no han sido reconocidos por nadie en esta vida. A ellos dirige su misión. El Santo Padre nos explica en quién debemos tener nosotros la mirada: “…debe llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar?, sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que «no tienen con qué recompensarte» (Lc 14,14). Hoy y siempre, «los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio»,(52) Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos” (Nº 48).

  49. IV. Compartir Compartir brevemente las frases o ideas que han movido su corazón, tomadas de la lectura del texto sagrado o la meditación. V. Oración Ahora cerremos nuestros ojos y comparte con Jesús las frases que movieron tu corazón y dile porqué, comenta con él lo que piensas y sientes acerca de su Palabra y de la reflexión sobre ella. VI. Contemplación A terminar el momento de la oración, dediquemos un momento a “estar” en los brazos de Jesús y dejáte abrazar por su mirada.

  50. VII. Acción En un momento dediquémoslo a proponernos, de manera individual, una acción que exprese nuestro deseo de convertir nuestra vida hacia Jesús, disponiéndonos a vencer las tentaciones en nuestra vida. VIII. Acción de gracias Demos gracias a Dios por todos los dones recibidos.

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