1 / 13

Nuestra Señora de Chiquinquirá

Nuestra Señora de Chiquinquirá. Por: Humberto Amaro, Luis Felipe Zárate. Historia.

deo
Download Presentation

Nuestra Señora de Chiquinquirá

An Image/Link below is provided (as is) to download presentation Download Policy: Content on the Website is provided to you AS IS for your information and personal use and may not be sold / licensed / shared on other websites without getting consent from its author. Content is provided to you AS IS for your information and personal use only. Download presentation by click this link. While downloading, if for some reason you are not able to download a presentation, the publisher may have deleted the file from their server. During download, if you can't get a presentation, the file might be deleted by the publisher.

E N D

Presentation Transcript


  1. Nuestra Señora de Chiquinquirá Por: Humberto Amaro, Luis Felipe Zárate

  2. Historia La historia se remonta al siglo XVI cuando Luis Becerra XVI, los frailes y dominicos realizaban expediciones de evangelización en la región del centro del país. Un caballero proveniente de España, Antonio de Santana, en 1560 obtiene la encomienda de la región para levantar una casa dotada con diferentes dependencias, apropiada para la administración de los colonos, los indígenas y esclavos; además debía construir una capilla para oficios religiosos. Posteriormente de España llega un fraile colaborador en las misiones, fray Andres Jadraque que ve la necesidad de dotar la capilla con un lienzo o cuadro de la Virgen del Rosario, advocación promulgada por la Orden Dominicana a la cual pertenecía el religioso. De esa manera acuden a un pintor también español Alonso Narváez que vivía en la ciudad de Tunja, cercana a la región para pedirle que pintara a la Virgen del Rosario. Todos acuerdan poner al lado de la Virgen a sus santos de devoción, San Antonio de Padua y San Andrés.

  3. Himno Himno (Música) Gloria a tí Gloria a ti, Casta Señorade mi pueblo bravo y fuerteque en la vida y en la muertellora,lucha,canta y oraAutóctona Virgen, de rostro bronceadomi lago encantado te exorna los piescon rizos y ondas de armónico halagoy reina del lago te digan doquierBruñeron tus sienes de lirios plasmadasígneas llamaradas de eterno brillarpor eso mi Tierra que el trópico inflamadel sol te proclama la Reina inmortalLa entraña fecunda del suelo nativopor ti fluya un vivo tesoro sin finriberas y llanos, lagunas y SierrasReina de mi Tierra te digan a ti. Y porque mi casta florezca en virtudestus excelsitudes proclame la greyReina de mi tribu llamándote en tantola dicha o el llanto nos colmen, Amen.

  4. costumbres • A la media noche se lanzan espectaculares fuegos artificiales. • Sacan en hombros la imagen de San Benito.

  5. santuario Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

  6. Milagros representativos Milagro (Narrado) • Curación milagrosa de Beatriz Sánchez, de Vélez, de enfermedad incurable de tres años, en 1587. • Curación milagrosa de Alonso Jurado, tullido de pies y manos. Milagro ocurrido en Chiquinquirá en 1587. • Curación milagrosa del ciego Pedro Gómez, quien recobró la vista durante la misa el día 24 de enero de 1588, despuésde cinco años de ceguera. • Curación milagrosa de Juan de la Peña, tullido y curado, según testimonios recibidos por el Arzobispo en 1588 (Op. cit., pg. 72). • Curación milagrosa de Benito Nureña, de llagas y comezón incurables de vieja data.

  7. Testimonios Las testigos fueron en su orden: María Ramos, la india Isabel y Juana de Santana. Veamos el testimonio principal, que es el de María Ramos, tomado del Proceso Eclesiástico (Ariza, 1950, pg. 18). "En este día juró sobre lo susodicho María Ramos, mujer de Pedro de Santana que el presente está en estos aposentos de Chiquinquirá, de la encomienda de Catalina García de Irlos, viuda, mujer que fue de Antón de Santana sobre una señal de cruz en forma debida de derecho, e a la fuerza dél dijo, sí juro e amén.

  8. E siendo preguntada por el tenor de la cabeza deste proceso, dijo que lo que sabe es que el segundo día de Pascua de Navidad, que es el día de San Esteban que agora pasó, fin deste presente año de mil quinientos e ochenta y seis, fue esta testigo a hacer oración a la capilla que está en estos aposentos de Chiquinquirá donde está una imagen de lienzo grande de Nuestra Señora del Rosario con dos santos a los lados que es San Andrés y San Antonio de Padua, que la dicha imagen es su abogada desde su niñez; y estando esta testigo haciendo oración como dos horas, y la dicha imagen atada en alto con una cabuya recia sobre el altar, más de dos palmos arriba del altar, esta testigo estaba hincada de rodillas, junto del altar como dos pasos dél, y habiendo acabado de rezar sus devociones se iba saliendo de la dicha capilla, y llegando a la puerta della pasaba una india cristiana y ladina de mucha razón llamada Isabel, del servicio de Martín López,

  9. residente en Muzo, y le dijo: mira, mira señora que está Nuestra Señora la Madre de Dios en tu asiento parada, y luégo esta testigo volvió el rostro hacia el altar y vio la dicha imagen en el suelo parada en el lugar donde esta testigo solía y suele estar hincada de rodillas haciendo oración, y dijo esta testigo: Madre de Dios, señora mía, dónde merezco yo que os abajéis y estéis en mi asiento, y esto dando voces y llorando y diciendo a la india Isabel que entró luégo con esta testigo que la ayudase a alzar y poner en el altar, la cual dicha imagen de Nuestra Señora estaba un poco recostada en el aire sin que nadie la tuviese, y así esta testigo y la dicha Isabel la ayudaron a alzar, y antes que la dicha imagen se alzase de aquel lugar, a las voces que esta testigo y la dicha india dieron, allegó Joana de Santana y la alzaron todas tres y la pusieron sobre el altar y vieron el rostro de la dicha imagen de diferente color que antes y al presente tiene, porque la vieron colorada y hermosa como una rosa y estuvo y duró con esta color todo aquel día: y luégo muchas personas, como fue la dicha Catalina García de Irlos y Ana Domínguez, mestiza de su servicio,

  10. y otras personas por ver y certificarse si la dicha cabuya donde estaba atada y colgada la dicha imagen se había quebrado la una e la otra de la que estaba pendiente o la que estaba en la pared donde estaba atada y la vieron desatada, sin quebradura ninguna, y esto es lo que sabe del caso so cargo del juramento que hizo en que se afirmó y ratificó siéndole leído, e dijo ser de edad de treinta y seis años, poco más o menos, e dijo no saber firmar e firmolo el dicho señor cura". El testimonio de Juana de Santana y el de la India Isabel coinciden en un todo, incluso en Ia afirmación de que la coloración sólo duró aquel día. Veamos los párrafos pertinentes: Juana de Santana: "Y vido esta testigo cómo el rostro de la imagen de la Madre de Dios estaba muy hermoseada, muy colorada, diferente de las colores que tenía y tiene al presente y daba mucho contento y alegría con su vista y los ojos muy abiertos y lindos que daba resplandor a toda la capilla... Y todo aquel día estuvo el rostro de la imagen de la Madre de Dios encendido en colorado". (Op. cit., pg. 20).

  11. Isabel (la india): "... e que vido esta testigo estar la Madre de Dios el rostro muy colorado y hermosa... y duró la color que tenía de colorado todo aquel día..." (Op. cit., pg. 19). Las tres testigos presenciales no hablan de renovación del lienzo. Dos dicen expresamente que la coloración distinta duró un día. Allí se habla del hecho prodigioso de que durante todo el día 26 de diciembre, el rostro de la Virgen tuviera colores vivos y despedía resplandores que iluminaban la capilla, y se dice claramente en dos de los tres testimonios que dichos colores eran diferentes de los que "tenía y tiene al presente el lienzo" (testimonios de María Ramos y de Juana de Santana, ya transcritos). Con todo, en la declaración de María Ramos, en septiembre de 1587, ante el Notario Andrés Rodríguez, incluida en el expediente, hay una ligera variación que es la siguiente: "... Y que estaba la Madre de Dios con unas colores vivas y divinas muy diferentes de como estaba de antes... y ansí mismo estaban de la propia suerte los santos que estaban a los lados" (Op. cit., pg. 22). Esta disparidad o diferencia en ambos testimonios del mismo testigo, separados por ocho meses de diferencia, puede deberse a que la testigo hubiera modificado el recuerdo de los hechos en su memoria y que al cabo de ocho meses pensara que aquellos colores "vivos y divinos" estaban no sólo en el rostro de la Virgen sino también en los dos santos que estaban a su lado.

  12. Igualmente se observa una disparidad entre el testimonio originalmente rendido por Juana de Santana, el 10 de enero de 1587, y el rendido por la misma testigo en septiembre de 1587, en el cual dice "y que la vieron en aquella sazón con unas colores muy vivas y divinas en tanta manera que duró de esta suerte 2 o 3 días y quedaron muy admirados de vella ansí porque antes estaba desfigurada con las colores muertas" (Op. cit., pg. 25). Ocho meses después del primer testimonio, Juana de Santana ha modificado la memoria de los hechos en su mente y declara que los colores no duraron sólo durante aquel día, sino 2 o 3 días. El hecho más probable es que sólo duraran el primer día a tenor del primer testimonio ya que este es un recuento probablemente más objetivo por haber estado más cerca de los acontecimientos. Esta observación vale también para los dos testimonios discordantes de María Ramos.

More Related