CUARTO MISTERIO La presentación del niño Jesús en el templo Reflexión

1. CUARTO MISTERIO La presentación del niño Jesús en el templo Reflexión Hemos tenido que sacrificar el tiempo que le dedicábamos a ciertas cosas y a ciertas personas para poder hacer todo cuanto deseamos hacer. El problema es que muy frecuentemente sacrificamos el tiempo que pasamos con nuestras familias y el tiempo que le dedicamos a Dios. Hoy más que nunca necesitamos darle tiempo a lo verdaderamente valioso, a la auténtica felicidad. Y ese tiempo debe ser de calidad, eso significa que estamos “haciendo algo juntos y que vamos a dar toda nuestra atención a la otra persona” (Chapman, 1996, p62) ese tiempo deberá permitir unirnos, tener diálogos comprensivos y realizar actividades de calidad para el amor. Padre Nuestro que estás en el cielo… ORACIÓN Padre, tú nos mandas que amemos a todas las personas. Al orar por el don de tu amor, te presento y confío a los miembros de mi familia, de mi comunidad, a mis vecinos, que no son capaces de dar amor pero que esperan mi amor. Oro también por esas personas que no me aman a mí y que no están dispuestas a perdonarme. Haz que también su corazón se abra al amor, porque yo no podré ser feliz en tanto no me sienta amado por ellas… Dios te Salve María… QUINTO MISTERIO El niño Jesús perdido y hallado en el templo Reflexión Mirando la Familia de Nazareth habremos recordado a las familias que no pueden estar juntas por peleas, problemas de trabajo, migración… También habremos recordado los valores familiares que luchan por sobrevivir en nuestra sociedad. Agradezcamos y alabemos a Dios por nuestras familias, pidamos fuerzas para el compromiso. Padre Nuestro que estás en el cielo… ORACIÓN Señor, tú dices: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen. Te pido, oh Señor, que nos regales el don del amor, para que podamos convivir unos con otros. Con tu amor, despierta en aquellos hombres que han sido agredidos con la violencia la disponibilidad de extender su mano hacia la reconciliación y crear así una nueva comunidad. Haznos reconocer, que el héroe más grande no es quien ejerce la venganza, sino aquél que ama a su enemigo. Por el poder de tu amor, haz que no nos perdamos y seamos capaces de vivir tu mandamiento de amar también a los que no nos aman a nosotros Dios te Salve María… (Guardo silencio mientras pienso en las personas por las que no me siento amado y oro por ellas) Prosigo con el rezo de las letanías Departamento de Pastoral Juvenil Tel. 1158.2708 www.pastoraljuvenilmty.org.mx

2. SEGUNDO MISTERIO La visita de la Santísima Virgen a su prima Sta. Isabel Reflexión “El apóstol Pablo, exaltó el amor cuando enseñó que todas las realizaciones humanas que no están movidas por el amor son, en definitiva, vacías” (Chapman, 1996, P. 14) Padre Nuestro que estás en el cielo… ORACIÓN Señor, tú pides de mí: Ámate a ti mismo. Ayúdame a comprender que mi vida es un regalo que yo he recibido de Ti. Tú me querías tal y como yo soy y será tu amor lo que me hará perfecto. Dame la gracia de reconocer, que el amor a mí mismo es la primera respuesta a tu amor y que ésta significa colaborar continuamente con tu gracia y crecer hasta llegar a ser imagen viva de ti. Ayúdame a comprender que sólo podré reconocerme a través del amor a mí mismo; que cada uno de nosotros somos seres espirituales que necesitamos ser alimentados espiritualmente y que ese alimento sólo podré experimentarlo a través de la oración, la celebración de la santa misa, la confesión y la lectura de la sagrada escritura. Perdona mi egoísmo, mi soberbia y mi envidia; libérame de toda debilidad, del temor y la duda, no permitas que nada me impida amarte a ti sobre todas las cosas y que pueda amarme a mí mismo como tú me pides. Así podré salir lleno de Ti, al servicio de mis hermanos. Dios te Salve María… TERCER MISTERIO El Nacimiento del Hijo de Dios. Reflexión “Una manera de expresar el amor es utilizar palabras que edifiquen (…) los cumplidos verbales o las palabras de aprecio son poderosos comunicadores del amor”. (Chapman, 1996, p37 y 38). Tanto las palabras, como el tono que utilizamos pueden hacer sentir a una persona cuán amada es y la pueden llenar de felicidad; es así que a través de ellas podremos animar, motivar y solicitar sin necesidad de exigir, y de lastimar. Padre Nuestro que estás en el cielo… ORACIÓN Señor, tú me mandas: Ama a tu prójimo como a ti mismo. Llena mi corazón con tu amor y haz que yo sea capaz de amar a cada hombre y a hacerle lo que yo quisiera que los demás hicieran conmigo. Perdona mi falta de amor hacia aquellos que son rechazados y juzgados por los demás, que son calumniados, que son explotados o privados de su libertad. Perdóname por no haber ayudado a los que sufren y por no haberme pronunciado a tiempo por aquellos que necesitaban mi ayuda. Haz, Señor, que tú amor una los corazones de todos los seres humanos, para que el amor entre los hombres pueda conducirnos al nacimiento de una paz auténtica. Dios te Salve María… PRIMER MISTERIO La Encarnación del Hijo de Dios Reflexión Todos hemos sido creados por amor y para dar amor: “Nuestra naturaleza clama por el amor de otro, (…) en el corazón de la existencia humana se encuentra el deseo de ser amado por otro”. (Chapman, 1996, p.17) ¿Tenemos presente esta misión en nuestro corazón, en nuestras acciones cotidianas y en nuestras actitudes? Padre Nuestro que estás en el cielo… ORACIÓN Tú pides de mí: Ama a Dios sobre todas las cosas. Te doy gracias por este llamado a amarte. Pero sólo podré amarte si tú me concedes el don del amor. Te pido que llenes mi corazón de amor, para que yo pueda amarte eternamente, incondicionalmente y en todas las circunstancias de mi vida. Regálame tu amor, para que yo pueda amarte a través de cada persona y de cada una de tus criaturas. Perdóname, porque no siempre he correspondido tu amor y por no haberte amado a ti sobre todas las cosas. Purifica mi corazón para que de ahora en adelante deje que crezca tu amor dentro de mi corazón, para que yo pueda amarte por encima de todo. Dame la gracia, de que a partir de hoy yo pueda amarte como te amó tu Hijo Jesucristo y tu humilde y fiel sierva María. Dios te Salve María…