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La historia de Lázaro nos dice que Jesús tiene poder sobre la muerte

La historia de Lázaro nos dice que Jesús tiene poder sobre la muerte porque es el Señor del amor que da vida, no sólo al cuerpo sino al alma, para revivir a la vida de gracia otorgada en el bautismo. Ahora bien, lo de Lázaro no fue propiamente “resurrección”:

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La historia de Lázaro nos dice que Jesús tiene poder sobre la muerte

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Presentation Transcript


  1. La historia de Lázaro nos dice que Jesús tiene poder sobre la muerte porque es el Señor del amor que da vida, no sólo al cuerpo sino al alma, para revivir a la vida de gracia otorgada en el bautismo.

  2. Ahora bien, lo de Lázaro no fue propiamente “resurrección”: fue más bien “revivificación”, porque éste regresó a la misma vida que había vivido antes. Y la resurrección es volver a una vida infinitamente superior a la que ahora vivimos. En la resurrección nuestra alma se unirá a nuestro mismo cuerpo (Catecismo de la Iglesia Católica #997), pero éste no será igual al que ahora tenemos- sino infinitamente mejor, pues será un “cuerpo de gloria” (Flp. 3, 21). Unn cuerpo que ya no volverá a morir, ni envejecer, ni enfermar, ni sufrir. Será un cuerpo que ya no está sujeto a la corrupción ni a ningún tipo de decadencia. Será un “cuerpo espiritual” (1Cor. 15, 44).

  3. Se puede estar muerto... incluso mientras aún estamos en esta vida y no sólo de la muerte del alma a causa del pecado, que sería lo más grave, sino de aquel estado de total ausencia de energía, de esperanza, de deseo de luchar... de la muerte del corazón. Frecuentemente las personas que se hallan en esta situación no son capaces de hacer nada, ni siquiera de orar. Están como Lázaro en la tumba. A todos aquellos que por las razones más diversas se encuentran en esta situación, la historia de Lázaro debería llegar como repique de campanas en la mañana de Pascua porque Cristo se revela Triunfante haciendo efectiva sus bienaventuranzas.

  4. Este milagro es solamente el anuncio de la verdadera resurrección, la cual no consiste en una prolongación de la vida, sino en la transformación de nuestra persona. Se trata de morir al pecado y a resucitar a la Vida de la gracia. Lázaro personifica al hombre, herido por el pecado, que camina a la muerte, si Cristo no le llama a la vida.

  5. En el Antiguo Testamento (Dt 32:29; 2Re 5:7, etc.), como en la literatura rabínica, el poder de dar la vida es atributo exclusivo de Dios. Cristo con esta enseñanza se está proclamando Dios. Ya lo dijo antes: “Como el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere les da vida” (Jn 5:21). La revivificación de Lázaro, confirma el poder de Jesús sobre la muerte, dejando claro que es el Mesías, que tiene poder sobre la vida y la muerte como también lo demostrará con su resurrección gloriosa.

  6. Jesús se encontraba a menos de un día de viaje de Jerusalén, fuera de los confines de Judea. Cerca de Jerusalén, a unos tres km, está Betania, lugar donde vivían Lázaro, Marta y María, los amigos del Señor. Era esta María la que ungió al Señor con un ungüento y le enjugó los pies con sus cabellos.

  7. Lázaro estaba grave en Betania; María y Marta le cuidan con la natural congoja y preocupación. Ellas saben donde está Jesús, protegido de las persecuciones de los judíos, pero su fe es tan grande y su angustia tan honda, que le envían este recado: "Señor, mira, aquel a quien amas está enfermo".

  8. "Al oírlo, dijo Jesús: Esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios, a fin de que por ella sea glorificado el Hijo de Dios". "Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando oyó que estaba enfermo, se quedó aún dos días en el mismo lugar". Es de suponer que Lázaro murió al poco de salir el emisario para ver a Jesús. Los cuatro días trascurridos se consumen: uno en el viaje del emisario, dos de espera, sabiendo Jesús que Lázaro estaba ya muerto, y uno de viaje a Betania. ¿Por qué ese tiempo? Porque los judíos embalsamaban los cuerpos de los difuntos para que no se corrompiesen durante tres días hasta el entierro. Y quizás Jesús quería que hubiese constancia ante todos, que Lázaro estaba realmente muerto.

  9. Pasados dos días después de la recepción del mensaje dijo a sus discípulos: "Vamos otra vez a Judea". Todos se conmueven y le dijeron: "Rabbí, hace poco te buscaban los judíos para lapidarte, y ¿vas a volver allí?". Respondió Jesús: "¿Acaso no son doce las horas del día? Si alguien camina de día no tropieza porque ve la luz de este mundo; pero si alguien camina de noche tropieza porque no tiene luz".

  10. Los judíos querían matar a Jesús, pero les era difícil tomarlo preso legalmente fuera de sus comunidades religiosas donde su organización política fueran más fuertes, es decir, en la provincia de Jerusalén. Jesús, quedándose al otro lado del Jordán, estaba seguro. La resurrección de Lázaro fue la ocasión para que se precipitara la muerte y la glorificación de Jesús.

  11. El espíritu del mal y los pecadores tienen su tiempo, pero Dios tiene también su hora para manifestar la luz que no va a quedar oculta por miedo y temor. Jesús cumplirá las doce horas de la jornada, o sea, la misión que su Padre le encargó, sin fijarse en los riesgos. Los que, como él, caminan de día, o sea, de acuerdo con el plan divino, no tropezarán: Cristo será para ellos la luz que alumbra al mundo.

  12. Dicho esto, añadió: "Lázaro, nuestro amigo, está dormido, pero voy a despertarle." Le dijeron entonces sus discípulos: "Señor, si está dormido se salvará." Jesús había hablado de su muerte, pero ellos entendieron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: "Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis; pero vayamos a donde está él."

  13. Los que le siguen ya creían en Jesús, pero es tiempo de creer con más intensidad, la fe debe abarcar no sólo conocimientos, sino que debe ser una adhesión viva, y va a ser reforzada por un signo más extraordinario aún que los anteriores. Tomás, llamado también, el mellizo, dijo a sus compañeros: "Vayamos también nosotros y muramos con Él". Está dispuesto a todo; pero no ve triunfo, ni fe, sino derrota y muerte. Es valiente, pero con poca fe.

  14. Jesús al llegar, encontró que Lázaro estaba sepultado ya desde hacía cuatro días. Muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María para consolarlas por su hermano. En cuanto Marta oyó que Jesús venía, salió a recibirle; María, en cambio, se quedó sentada en casa. Dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano." Es como una queja de la persona que no entiende que Jesús guiado por el cariño y la amistad no hubiese acudido a visitar al enfermo y curarle como había hecho con tantos. Pero reacciona con buen juicio, y añade: "incluso ahora sé que cuanto pidieres a Dios, Dios te lo concederá". Jesús la consuela con el único consuelo ante la muerte: "Tu hermano resucitará". Marta le respondió: "Ya sé que resucitará en la resurrección, en el último día".

  15. Le dijo Jesús: "Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en mí, aunque hubiera muerto, vivirá, y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?" Marta le contestó: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido a este mundo". Y dicho esto fue y llamó a su hermana María diciéndole en voz baja: El Maestro está aquí y te llama. Cuando ésta lo oyó, se levantó en seguida y fue hacia Él. Todavía no había llegado Jesús a la aldea, sino que estaba aún en el lugar en que Marta le había salido al encuentro.

  16. Los judíos que estaban con ella en la casa y la consolaban, al ver que María se levantó de repente y se marchó, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Entonces María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle se postró a sus pies y le dijo las mismas palabras de Marta. Es cosa clara que han hablado de la tardanza del Señor. Jesús sabe sus congojas, pero "cuando la vio llorando, y que los judíos que la acompañaban también lloraban, se estremeció en su interior, se conmovió" Entonces dijo: "¿Dónde lo habéis puesto?" Le contestaron: "Señor, ven y lo verás".

  17. Y van al sepulcro cavado en la roca, "Jesús comenzó a llorar". Todos se dan cuenta y decían entonces los judíos: "Mirad cómo le amaba". Pero algunos de ellos dijeron: "Este que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber impedido que muriese?". Jesús dijo: "Quitad la piedra".

  18. Un grupo de personas va a cumplir la orden. Pero Marta, la hermana del difunto, le dijo: "Señor, ya hiede, pues lleva cuatro días". Según el Talmud de Jerusalén, el alma permanecía tres días sobre el cadáver, y lo abandonaba al cuarto, en que comenzaba la descomposición. El embalsamamiento judío no lograba, como el egipcio, la incorrupción por momificación; sólo derramaba superficialmente aromas sobre el cadáver, por respeto, y para evitar algo el hedor de la putrefacción.

  19. Parece que la buena hermana ha olvidado la fe con la que pedía el milagro al entrar en contacto con la cruda realidad. Le dijo Jesús: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" Quitaron entonces la piedra.

  20. Entonces, Jesús reza al Padre en voz alta: levantando los ojos a lo alto, dijo: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo se que siempre me escuchas, pero lo digo por la multitud que está alrededor, para que crean que Tú me enviaste". Antes que usar palabras Jesús expresó su acción de gracias mediante todos sus actos, pues, en su existencia mortal no hizo más que desprenderse de sí mismo y de su propia voluntad para que el Padre se sirviera de él para mayor gloria suya.

  21. Y después de decir esto, gritó con fuerte voz: "¡Lázaro, sal afuera!"

  22. Jesús constantemente nos llama a "salir" del pecado, de la oscuridad, de la mortalidad, que salgamos y así vivir.

  23. Ante esa llamada de Jesús a la vida, ante ese "¡Salid!" que exclama Jesús, está la voluntad y la libertad de responder saliendo de la muerte del pecado, para vivir en Jesús que es Vida y Resurrección.

  24. Y el que estaba muerto salió, atados los pies y las manos con vendas, y el rostro envuelto con un sudario. Jesús les dijo: "Desátenlo".

  25. La palabra "desatar" significaba además lo que la Iglesia primitiva describía para hablar del perdón de los pecados.

  26. Al igual que Lázaro, el que recibe el perdón, vuelve a vivir y puede caminar porque se encuentra "libre de pecado".

  27. Todos quedan paralizados por el milagro. Todos pueden certificar la muerte, todos la han llorado, han acudido al entierro, han experimentado el olor de cadáver y la sorprendente salida, ceñido por las vendas, sanado, vivo, mirando sorprendido a los que le contemplan con estupor.

  28. Muchos de los judíos que habían venido a María y vieron lo que había hecho creyeron en Él; pero algunos se fueron a los fariseos y les dijeron lo que había hecho Jesús. Juan 11, 1-44

  29. Siete veces en este relato se llama "Señor" a Jesús. Aunque todos los personajes de este relato, lo llaman, "Maestro", Juan pone a propósito en sus labios la palabra Señor, para subrayar la lección que se desprende de este milagro: «Jesús es el Señor».

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