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“LA SALVACIÓN POR LOS LIBROS O LA VERDAD DE LAS MENTIRAS.”

“LA SALVACIÓN POR LOS LIBROS O LA VERDAD DE LAS MENTIRAS.”. Mario Vargas LLosa y “El sueño del celta”. Breve reseña biográfica. Mario Vargas Llosa nació en Arequipa, el 28 de Marzo de 1936.

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“LA SALVACIÓN POR LOS LIBROS O LA VERDAD DE LAS MENTIRAS.”

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Presentation Transcript


  1. “LA SALVACIÓN POR LOS LIBROS O LA VERDAD DE LAS MENTIRAS.” Mario Vargas LLosa y “El sueño del celta”

  2. Breve reseña biográfica • Mario Vargas Llosa nació en Arequipa, el 28 de Marzo de 1936. • Luego de vivir durante sus primeros diez años en Arequipa, Cochabamba (Bolivia) y Piura con su familia materna, el pequeño Mario conoce a su padre (al que suponía muerto) y, junto con él y su madre se mudan a Lima, al distrito de Bellavista.

  3. Los recuerdos de infancia “En mi agitación, no se me pasaba por la cabeza preguntarle por qué tenía que ser un secreto que mi papá estuviera vivo y hubiera venido a Piura y que dentro de unos minutos yo fuera a conocerlo. ¿Cómo sería? ¿Cómo sería? Entramos al hotel de Turistas y, apenas cruzamos el umbral, de una salita que se hallaba a mano izquierda se levantó y vino hacia nosotros un hombre vestido con un terno beige y una corbata verde con motas blancas. «¿Éste es mi hijo?», le oí decir. Se inclinó, me abrazó y me besó. Yo estaba desconcertado y no sabía qué hacer. Tenía una sonrisa falsa, congelada en la cara. Mi desconcierto se debía a lo distinto que era este papá de carne y hueso, con canas en las sienes y el cabello tan ralo, del apuesto joven uniformado de marino del retrato que adornaba mi velador. Tenía como el sentimiento de una estafa: este papá no se parecía al que yo creía muerto.” (Mario Vargas LLosa, Ese señor que era mi papá, Cap 1, pag. 16 de El Pez en el Agua.)

  4. Los estudios • En 1950, tras cuatro años de difícil y tensa relación con su padre, este lo hace ingresar al colegio militar Leoncio Prado, con la explícita intención de “hacerlo más hombre.” • La experiencia de Vargas Llosa como cadete en este colegio militar que “…era una de las pocas instituciones —acaso la única— que reproducía en pequeño la diversidad étnica y regional peruana…” será recogida más tarde en su primera novela, La ciudad y los perros (1963).

  5. El colegio militar “La mayoría de nosotros llevaba a ese espacio claustral los prejuicios, complejos, animosidades y rencores sociales y raciales que habíamos mamado desde la infancia y allí se vertían en las relaciones personales y oficiales y encontraban maneras de desfogarse en esos ritos que, como el bautizo o las jerarquías militares entre los propios estudiantes, legitimaban la matonería y el abuso. La escala de valores erigida en torno a los mitos elementales del machismo y la virilidad servía, además, de cobertura moral para esa filosofía darwiniana que era la del colegio. Ser valiente, es decir, loco, era la forma suprema de la hombría, y ser cobarde, la más abyecta y vil.” (Mario Vargas Llosa, El pez en el agua, pag. 59)

  6. El periodismo y la universidad • En 1952, cuando estaba todavía en el colegio, comenzó a trabajar en el diario La Crónica. Luego abandonó el colegio militar, terminó la secundaria en Piura, donde continuó ejerciendo el periodismo y estrenó una obra teatral. • En 1953 ingresó a la Universidad de San Marcos, donde estudió Derecho y Letras, y se involucró en la militancia política, durante la dictadura de Odría. Está experiencia aparece reflejada en una de sus obras más celebradas, Conversación en la Catedral (1969).

  7. La Tía Julia • En 1955, a la edad de 19 años, inició un romance con Julia Urquidi, su tía política por parte de madre, 12 años mayor que él. Este episodio de su vida, así como la época de bohemia periodística, están recreados en La tía Julia y el escribidor (1977). “Le dije que estaba enamorado de ella y que le permitía todo, salvo que me tratara una sola vez más como a un niñito. Ella me dijo que había hecho muchas locuras en la vida, pero que ésta no la iba a hacer. ¡Y nada menos que con el sobrino de Lucho, con el hijo de Dorita! No era una corruptora de menores, pues. Entonces, nos besamos y fuimos a la función de noche del cine Barranco, a la última fila de la platea, donde seguimos besándonos de principio a fin de la película.” (Mario Vargas Llosa, El pez en el agua, pag. 181)

  8. Europa y sus primeras obras • En 1960, ya casado con Julia, viaja a París. Para entonces, había publicado en el Perú Los jefes y El Desafío. • En 1962 publicó La ciudad y los perros (ya mencionada antes), considerada por muchos como la primera novela moderna de la literatura latinoamericana • En 1964 se divorció de Julia Urquidi y al año siguiente se casó con su prima, Patricia Llosa. Establecido en Madrid, publicó La Casa Verde (1966) , Conversación en la Catedral (1969) que lo consolidaron definitivamente como una de las figuras centrales de la nueva narrativa hispanoamericana.

  9. La guerra del fin del mundo “El hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil. Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo. Calzaba sandalias de pastor y la túnica morada que le caía sobre el cuerpo recordaba el hábito de esos misioneros que, de cuando en cuando, visitaban los pueblos del sertón bautizando muchedumbres de niños y casando a las parejas amancebadas. Era imposible saber su edad, su procedencia, su historia, pero algo había en su facha tranquila, en sus costumbres frugales, en su imperturbable seriedad que, aun antes de que diera consejos, atraía a las gentes. Aparecía de improviso, al principio solo, siempre a pie, cubierto por el polvo del camino, cada cierto número de semanas, de meses. Su larga silueta se recortaba en la luz crepuscular o naciente, mientras cruzaba la única calle del poblado, a grandes trancos, con una especie de urgencia. Avanzaba resueltamente entre cabras que campanilleaban, entre perros y niños que le abrían paso y lo miraban con curiosidad, sin responder a los saludos de las mujeres que ya lo conocían y le hacían venias y se apresuraban a traerle jarras de leche de cabra y platos de farinha y fríjol. Pero él no comía ni bebía antes de llegar hasta la iglesia del pueblo y comprobar, una vez más, una y cien veces, que estaba rota, despintada, con sus torres truncas y sus paredes agujereadas y sus suelos levantados y sus altares roídos por los gusanos.”

  10. Obras posteriores • Después de La guerra del fin del mundo (1981), publicó El pez en el agua (1993), Los cuadernos de Don Rigoberto (1997), La fiesta del chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003), y Travesuras de la niña mala (2006). • En el año 2010 publicó El sueño del celta y se le otorgó el Premio Nobel de Literatura, “… por su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su rebelión y su derrota.”

  11. La ficción en Vargas LLosa “Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros que leímos, más conformistas, menos inquietos e insumisos y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría. Igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Quien busca en la ficción lo que no tiene, dice, sin necesidad de decirlo, ni siquiera saberlo, que la vida tal como es no nos basta para colmar nuestra sed de absoluto, fundamento de la condición humana, y que debería ser mejor. Inventamos las ficciones para poder vivir de alguna manera las muchas vidas que quisiéramos tener cuando apenas disponemos de una sola.” (Mario Vargas Llosa, Elogio de la lectura y la ficción)

  12. El sueño del celta • La novela narra la vida llena de peripecias de Roger Casement (1864-1916), diplomático británico que fue uno de las primeras personas en protestar públicamente por los abusos del imperialismo y sus nefastas consecuencias en lugares como el África y la selva peruana. • Al final, por apoyar el nacionalismo Irlándes y participar en una revuelta en este país, es condenado a muerte por traición y ejecutado.

  13. El sueño del celta “Cuando abrieron la puerta de la celda, con el chorro de luz y un golpe de viento entró también el ruido de la calle que los muros de piedra apagaban y Roger se despertó, asustado. Pestañeando, confuso todavía, luchando por serenarse, divisó, recostada en el vano de la puerta, la silueta del sheriff. Su cara flácida, de rubios bigotes y ojillos maledicentes, lo contemplaba con la antipatía que nunca había tratado de disimular. He aquí alguien que sufriría si el Gobierno inglés le concedía el pedido de clemencia. —Visita —murmuró el sheriff, sin quitarle los ojos de encima. Se puso de pie, frotándose los brazos. ¿Cuánto había dormido? Uno de los suplicios de PentonvillePrison era no saber la hora. En la cárcel de Brixton y en la Torre de Londres escuchaba las campanadas que marcaban las medias horas y las horas; aquí, las espesas paredes no dejaban llegar al interior de la prisión el revuelo de las campanas de las iglesias de Caledonian Road ni el bullicio del mercado de Islingtony los guardias apostados en la puerta cumplían estrictamente la orden de no dirigirle la palabra. El sheriff le puso las esposas y le indicó que saliera delante de él. ¿Le traería su abogado alguna buena noticia? ¿Se habría reunido el gabinete y tomado una decisión? Acaso la mirada del sheriff, más cargada que nunca del disgusto que le inspiraba, se debía a que le habían conmutado la pena. Iba caminando por el largo pasillo de ladrillos rojos ennegrecidos por la suciedad, entre las puertas metálicas de las celdas y unos muros descoloridos en los que cada veinte o veinticinco pasos había una alta ventana enrejada por la que alcanzaba a divisar un pedacito de cielo grisáceo. ¿Por qué tenía tanto frío? Era julio, el corazón del verano, no había razón para ese hielo que le erizaba la piel.”

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