I T A M Seminario de Perspectivas Económicas 2007 "Desafíos para el sexenio 2006-2012" "RETOS DEL SEX

1. I T A M Seminario de Perspectivas Económicas 2007 "Desafíos para el sexenio 2006-2012" "RETOS DEL SEXENIO" Sector Energético Dr. Rogelio Gasca Neri, 11 de enero de 2007

2. Antes de empezar deseo manifestar mi agradecimiento al ITAM y a su Asociación de Ex Alumnos por su invitación a participar como panelista en este seminario de perspectivas económicas en el tema de de los Retos del Sexenio en el Sector Energético. La tesis sobre la que deseo hacer énfasis es que un reto es un “objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta” En nuestra cultura pareciera que los problemas se resolviesen con tan sólo hacer su numeralia, generalmente incompleta porque se omite “Lo Innombrable”, esto es, problemas que no se mencionan por ser políticamente incorrecto hacerlo o porque al hacerlo se causarían daños colaterales -institucionales o personales. Este es el caso del sector energía en casi todos sus temas: • Participación privada y políticas de economía de mercado que chocan de frente con la Constitución; • Un marco legal disfuncional en términos de competitividad; • Producción y Reservas Petroleras inciertas; • Tarifas eléctricas con subsidios cruzados que hacen a unas muy bajas y a otras muy altas; • El impacto de la calidad, disponibilidad y del precio de los energéticos en la competitividad nacional; • Aspectos sindicales y eficiencia y productividad de las empresas; • Incertidumbre sobre las fuentes del pago del pasivo laboral; etc.

3. Por otro lado, lo que se puede hacer en un sexenio es limitado y, en términos matemáticos, sabrán que las condiciones a la frontera en ocasiones imponen la solución sub-óptima de simplemente administrar algunos de los problemas. Por ello, para hablar de los “Retos del Sexenio en el Sector Energético” primero habría que contar con un diagnóstico certero de la situación actual, establecer los objetivos factibles de mayor impacto y contar con una estrategia realista y coherente para alanzarlos, que vaya más allá del simplismo de los buenos deseos. Como muestra de que el problema es complejo, baste ver que sin mayor cuestionamiento se habla de un consenso general de otorgarles “autonomía” a las “empresas” del Sector Energía (Pemex, CFE, LyFC) sin atender el hecho de que son monopolios constitucionales, por lo que otorgarles autonomía de imponer sus tarifas y precios de combustibles, por hecho (que ocurre) o derecho, sería un despropósito para los consumidores y para la economía. Súmese la queja de estas empresas públicas a las del sector privado que claman lo mismo: un marco legal poco propicio para la competitividad.

4. En Enero de 2005, Jesús Reyes Heroles González Garza publicó el artículo “Reformas Estructurales y Crecimiento Económico: El Sector Energía en México” en el que hace un planteamiento intelectual lúcido y muy agudo sobre los retos del sector energía. Una conclusión se refiere a la libertad de elegir: “Las reformas para el sector energía, al igual que aquellas para otros sectores, deben plantearse como lo que son: cambios para permitir al ciudadano elegir qué y de quién desea adquirir un producto o servicio. Es deseable, justo y eficiente que el consumidor mexicano pueda optar... Una nueva ronda de reformas estructurales no puede seguir promoviéndose a partir del argumento de incapacidad financiera de los monopolios públicos...” Esto no implica una pérdida de soberanía de nuestros recursos naturales, porque las actividades industriales no lo son, ni tampoco es un tema de privatización sino de desarrollo. Una aseveración particularmente certera de JRH es que: “Hasta los técnicos más prestigiados en materia eléctrica, petrolera o petroquímica han tenido puntos de vista vacilantes, así como escasa capacidad para proponer alternativas. Es un sector que no ha logrado acuñar su propia visión, lo que es bastante sintomático, sobre todo si se considera el peso relativo de los organismos que lo integran y las capacidades intelectuales y económicas que tienen. … los asuntos del sector se presentan a consideración de la opinión pública en términos muy superficiales. El debate se trivializa y se vuelve realmente maniqueo, lo que lo hace estéril...”

5. En su análisis toca el tema tabú del sindicalismo y, más allá de éste, señala que: “La visión esquizofrénica de la empresa pública también ha generado resistencias de los cuadros directivos. La confianza es una cadena. Si no hay confianza en la empresa por parte de su dueño (el gobierno), entonces la confianza acerca de los servidores públicos que las conducen no será absoluta. Esto tiene un efecto dañino sobre la confianza de los servidores públicos de las empresas... Esa inseguridad o falta de confianza, que es inducida y no siempre tiene fundamentos reales, disminuye la disposición a la autocrítica y al cambio. Funcionarios y trabajadores se tornan defensivos y se cierran respecto a nuevas ideas. Si existiera un ambiente de confianza, donde se reconociera, como en todas las empresas, que hay áreas con mayor avance y otras con ciertos rezagos, todos estarían más dispuestos a analizar los asuntos, a reconocer deficiencias, y a actuar en consecuencia.” A esto sólo me restaría añadir que al extender las conquistas sindicales al personal de confianza resulta en que no hay mejores defensores de los primeros que los segundos, lo que termina con cualesquier concepto de empresa, profundizándose el problema. El reto del sector energía es parte del reto de México, que es su desarrollo, entendido éste como “la evolución progresiva de una sociedad hacia mejores niveles de vida”, que a todas luces es insuficiente.

6. “Milagro Mexicano” PIB per cápita real de México en pesos constantes de 2005 por habitante. Se muestra línea de tendencia de 1932 a 1981.

7. “Milagros Orientales” PIB per cápita real de México y varios “Tigres” Asiáticos, en dólares constantes de 2004 por habitante (ver Nota Metodológica).

8. Asimismo, una característica del desarrollo es que “Cualquier futuro miembro de la sociedad debe gozar de mayores oportunidades de desarrollo que los existentes, ya que de otra forma no sería ni progresivo ni sustentable.” Por lo que cabría cuestionar si la riqueza derivada de la explotación de nuestros recursos petroleros sirve para aumentar las posibilidades de desarrollo de futuras generaciones, o si simplemente lo hemos derrochado en gasto corriente que va a resultar difícil de eliminar. Así, en mi opinión, el reto del desarrollo de México esta ligado al reto del sector energía, principalmente a los hidrocarburos en cuanto al futuro de las reservas petroleras. Hay que saber con certeza el futuro de la producción petrolera: ¿Cuál es la velocidad de declinación de Cantarell, y como va a substituirse? ¿Cuánto podrá contribuir Chicontepec y aguas profundas, y en qué cantidad y por cuánto tiempo durará la solución de Ku-Maloob-Zaap? ¿qué recursos adicionales hay que canalizar a PEP? ¿cómo hacer para agilizar sus procesos de inversion y de ejecucion de proyectos?. Para todolo anterior es necesario que todos entendamos bien la industria del petroleo, sobre todo en cuanto a que los descubrimientos no son reservas probadas, estas solo se tienen cuando aquellos pasan a reservas probables, despues a posibles y luego a probadas, y para cada paso se requieren recursos de inversion cuantiosos.

12. El punto es que los problemas de Pemex nos afectarán a todos si las promesas de tantos años no resultasen ser más que eso. Problemas adicionales son el del pasivo laboral, los pasivos por Pidiregas, etc. En el caso de que estos problemas se desbordasen, cabría cuestionar si una reforma fiscal recaudatoria sería capaz de resolverlos o si sólo empeoraría el problema. Las reformas energética, fiscal y laboral son emblemáticas de nuestra cultura: todos hablamos de ellas, no sabemos bien a bien de que se tratan, pero para todos son inaplazables. Pareciera que la inercia de más de lo mismo con los mismos resultados prevalecerá, porque lo que vemos que se discute no es cómo hacer más grande el pastel sino cómo repartirlo. En mi opinión las reformas estructurales perdieron rumbo y son ya cartuchos quemados. El reto es abandonar la inercia y establecer con claridad la visión del país que queremos, y a partir de esta visión de competitividad nacional fijar los objetivos, metas y acciones para el sector energía. El desarrollo es un tema cultural, no de coyuntura sexenal ni de pactos y reformas pasajeras, para desarrollarnos debemos tener ejemplos propios de éxito que sólo se logran a través de actuar, por lo que la filosofía de acción de la presente administración asegura que estamos en buenas manos, en particular en el sector energía.