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El Príncipe rechazado

El Príncipe rechazado. Un cuento de Lou Chantriaux & Julie Autha. E.

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El Príncipe rechazado

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Presentation Transcript


  1. El Príncipe rechazado

  2. Un cuento de Lou Chantriaux & Julie Autha

  3. E rase una vez un joven príncipe, solitario y rechazado por todos que se llamaba Mario y que vivía con sus padres en un castillo en la región de Zaragoza. Hacía parte de una familia rica pero sus padres no deseaban tener otro chico cuando nació Mario. Era un niño pícaro, atento, valiente y mal querido. Era bajito con los ojos y los cabellos negros: era como los otros y nadie le prestaba atención. No hablaba con sus hermanos y los criados del castillo no le hablaban y le ignoraban todo el día. Un sirviente en especial quería su desgracia y hacía todo lo que podía para humillarle a los ojos del rey y de la reina. Aquel enano se llamaba Oracio, era sarcástico, vicioso, ignorante y egoísta. Era regordete, repelente y tenía el pelo crespo: no tenía nada para gustar. Poseía una daga y un ajuar de llaves alrededor de la cintura pero nadie se había atrevido a pedirle por qué. Era un amigo de la familia, por eso lo habían contratado, lo que no era del gusto de Mario que le encontraba demasiado misterioso.

  4. Un día, el rey organizó una fiesta seguida por un baile en el castillo. A Mario no le agradaba la idea de pasar una nueva tarde solo, mientras sus hermanos se divertirían. Además, sabía que debería preparar el evento solo con Oracio y que ése no haría nada. En efecto, dejó a Mario hacer todas las preparaciones y tomó un pícaro placer en mirarlo agotado durante aquel trabajo largo y cansado. El chico no se quejó: sabía que su padre no lo creería, y se atraería más problemas con Oracio, este monstruo cruel, lo que no era necesario. Algunas horas después, cuando hubo terminado, Mario iba a prepararse para la tarde que se anunciaba como todas las otras: larga y aburrida. Cuando el baile comenzó, todo el mundo se echó a bailar excepto Mario, que no tenía a nadie con quien bailar o charlar. El chico miraba a sus hermanos que se divertían con hermosas chicas, y la tristeza lo invadió. Era tan solo.

  5. ¡Tenía tantas preguntas sin repuestas! ¿Por qué nadie lo quería? ¿Qué había hecho mal? Desgraciadamente, no lo sabía. Fue a sentarse en un rincón de la sala de recibo y esperó a que la fiesta se acabara. Pero algunos minutos después, una magnífica mujer de una veintena de años lo interpeló. Era alta, elegante, con los ojos azules y el pelo rubio. Todos los hombres la miraban con envidia pero no lo notaba. Habló con Mario y el chico se quedó enamorado. Ella se llamaba Lorena y para el hombre, parecía perfecta. Era la primera persona que se interesaba por el chico, lo que lo desconcertó. Pero no vieron a Oracio, en el otro rincón. Le daba rabia la felicidad del muchacho. Al terminar la recepción, el chico se puso triste a la idea de dejar a esta mujer tan maravillosa. Prometieron verse de nuevo, cuando la mujer podría venir al castillo. Tan solo tuvieron tiempo para despedirse que Oracio llegó. Mario tenía un presentimiento malo: no era normal su interés. Fue a relajarse a su habitación con los ojos brillantes y el corazón turbado.

  6. El día siguiente, el chico cruzó a Oracio y le pareció extraño pero no se preocupó por él. Cuando Mario llegó al comedor, el cocinero le miró con una mirada rara. En efecto, la misma mañana el mensajero del castillo vecino había venido a informarle que Lorena había desaparecido pero nadie sabía cuándo, ni dónde estaba. El miedo y la tristeza lo invadieron y el chico no sabía más que hacer. Pero una imagen apareció: la de Oracio. Algunos segundos después, cuando lo buscó, no encontró ningún rastro de él. No había más duda: el autor de este rapto era su peor enemigo, Oracio. Mario no esperó más y fue en busca de su amada Lorena. En aquel momento, nada parecía más importante que ella. El chico no tomó más que el anillo que quería ofrecer a Lorena, algunas monedas de oro y una pequeña espada.

  7. Oracio había previsto esta reacción de Mario y había trazado el camino que debería tomar. Al cabo de cierto tiempo, llegó a un pequeño bosque con un ambiente extraño, y después de algunos minutos, un duende como Oracio salió y rió sarcásticamente pero no astutó a Mario. Tomó su espada y avanzó delante dela criatura, esta habló pero el chico no comprendió una palabra. Entonces, con un ademán brusco, ella se abalanzó sobre él, apuntando con su daga en su cuello. Él se lanzó de lado para evitar la daga, al mismo momento, sacó la espada y la plantó en la cabeza de su enemigo. Cuando sacó su espada de la cabeza del duende, una luz mágica envolvió su arma, y esta dejó escapar un indicio. Mario lo cogió y leyó: “! Siempre recto!”. El chico decidió seguir las instrucciones y salió. Al cabo de algunas horas, vio un castillo y divisó la silueta de su querida, entonces, la emoción lo invadió.

  8. Avanzó sin pensar, y después de haber hecho algunos metros, sintió el suelo hundirse bajo sus pies. Trató de recobrarse al borde del hoyo que acababa de crearse pero nada era bastante sólido para retenerlo y se abandonó en el fondo del hoyo. Cuando logró levantarse de su caída, se encontró cara a cara con un monstruo inmundo que se parecà de manera extraña al precedente. Mario tuvo el reflejo de sacar su espada que era ahora mágica. El chico buscó un refugio donde podría reponerse, en efecto un hilo de sangre fluía constantemente de su hombro. Después de algunas investigaciones, curó su herida con algunas hierbas y se fue de nuevo todo recto. Al cabo de varios metros alcanzó una pequeña escala y subió. En el cielo, las numerosas flechas indicaban la misma dirección y el niño decidió seguirlas. Pero fue particularmente atento adónde pisaba y esta vez, no le pasó ninguna desventura. Después de haber caminado durante largos minutos, un majestuoso castillo apareció delante del chico. Dudó antes de entrar en el patio.

  9. ¿No corría demasiados riesgos? Pero el amor que sentía por Lorena era más fuerte que todo. Decidió entrar en el castillo con alguna aprensión. Fue acogido por una persona que conocía bien: ¡Era Oracio! Ése comió el hongo que tenía cerca. Mario blandió su espada mágica, avanzó con el objetivo de plantarle en el corazón. El “enano” era tan grande que lo cogió de una sola mano pero Mario intentó cortar el inmenso brazo de su enemigo. De repente, se hizo más grande, enorme y horrible. No tuvieron necesidad de hablarse que ya la lucha comenzó. No tuvo tiempo para pensarlo que ya la criatura se echaba sobre él y le plantaba su arma extraña en el hombro. Mario dio un grito que asustó el suelo, todo se cuajó alrededor de él y una única imagen vino a su espíritu, la de Lorena. En ese momento, el muchacho se preguntó si su elección era razonable y si no había hecho un error por haberse ido tan rápido .Pero no era el buen momento para pensar en estas cosas: no podía volver para atrás.

  10. No tuvo tiempo de sacar un pañuelo de su bolsillo: el monstruo comenzó a tomar su impulso. En un gesto rápido, Mario halló su espada caída al suelo. Tuvo dificultades para levantarse y apuntó su arma contra su enemigo. A los pocos segundos, el monstruo fue como paralizado en el mismo lugar, y por todos lados fue lo mismo. Ahora Mario podía moverse pero no sabía por qué. ¿Era por la espada mágica? El chico no perdió tiempo y plantó su arma en la cabeza del monstruo. Éste se cayó al suelo, y por segunda vez, una luz se creó alrededor de la espada mágica. Pero esta vez, Mario notó que el arma era más pesada. Como si algo se hubiera apoderado de ella. La luz mágica que contenía la espada se dispersó por todo el cuerpo de Oracio y cayó al suelo. Mario retiró la espada que había plantado en el brazo del enano, y que gritaba con voz en cuello.

  11. Se quedó sin vida, con la última imagen de Mario, victorioso. Escuchó el grito de su amada y avanzó, el corazón loco, hacia donde estaba Lorena, y rompió con su espada el candado que cerraba la puerta y pudo finalmente abrazar a la que quería. Sin demora, ambos se fueron en dirección al castillo de la familia de Mario. Cuando llegaron, todo el mundo sabía lo que había pasado y todos fueron encantados de verlo, lo que pareció extraordinario a este hombre habitualmente rechazado por todos. Sus padres sintieron haberlo ignorado tanto e hicieron todo para volver a tener el cariño de su hijo. La familia aceptó sin vacilar que Lorena viniera a vivir en el castillo con Mario. Vivieron felices y tuvieron muchos niños.

  12. FIN

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