PEDRO TOLEDO BARRERA FILIPO II Y SU HIJO ALEJANDRO MAGNO-converted

1. PEDRO TOLEDO BARRERA FILIPO II Y SU HIJO ALEJANDRO MAGNO El abogado Pedro Toledo Barrera señala que Filipo II de Macedonia lo tenía todo preparado para atacar el corazón del Imperio Persa después de ser padrino de la boda de su hija Cleopatra con el rey de Epiro. Se había convertido en el líder de toda la Helade y había que saldar viejas cuentas pendientes desde los tiempos de las guerras Médicas, que se llaman así no por temas relacionados con las profesionales de la medicina sino porque los medos eran una parte fundamental de los llamados, genéricamente, persas. Continua indicando el abogado Pedro Toledo Barrera que después del banquete de la boda de su hija, celebrada en Egas en 336 a.C., hubo una función privada de una obra de teatro y es que a estos griegos les gustaba una buena tragedia más que el festival de Eurovision. Filipo llegó al teatro para presidir la representación cuando un joven llamado Pausanias, le asestó una mortal puñalada en el costado. El caso es que el joven príncipe Alejandro, al que conocemos como Magno, se convirtió en rey de Macedonia tras ser aclamado por el ejército levantando al cielo sus famosas sarisas que eran una especie de lanzas que medían 6 metros y que no todo el mundo podía manejar con destreza. He leído tanto sobre Alejandro que necesitaría días para contaros todo lo que se de él. Es un personaje único en la historia con tanto matices que cada aspecto de su vida da para escribir un libro, vida que está llena de una luz cegadora por su brillantez, pero con apariciones esporádicas de unas sombras terroríficas fruto de una compleja personalidad y de su atormentada alma. Indica el abogado Pedro Toledo Barrera que con 23 años salió de su tierra natal para hacer realidad el sueño de su padre, cruzó el estrecho del Helesponto, que así se llamaba la franja marítima que separa la parte europea de la asiática de la actual Estambul, venció a Darío III Codomano en las batallas del rio Granico, Issos y Gaugamela, conquistó Persia, Media, Bactria, Afganistán y parte de la India; y en los ratos libres que les dejaba sus conquistas expansionistas, aseguró sus espaldas con las conquistas de Gaza, Sidon y Tiro, después de un asedio espectacular, y fue proclamado faraón de Egipto. No regresó. La muerte vino a su encuentro en Babilonia cuando contaba 33 años, abrazándolo en su lecho, irónicamente después de haber evitado llevárselo en decenas de batallas en las que sufrió heridas mortales. Termina señalando el abogado Pedro Toledo Barrera que Alejandro se convirtió en una leyenda, que para mi gusto es junto a Cesar y Aníbal el personaje más atractivo de la Historia, pero nunca deberíamos perder de vista que fue Filipo, su padre, quién sentó las bases sobre las que se edificó el mito de Alejandro.

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