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TECNICAS DE INTERVENCION. LA RESPIRACIÓN COMO TÉCNICA DE CONTROL DE LA ACTIVACIÓN.
E N D
LA RESPIRACIÓN COMO TÉCNICA DE CONTROL DE LA ACTIVACIÓN • 1. Escójase una situación ansiógena. Basta para ello en pensar en alguna que resulta desagradable, como puede ser hacer una exposición en clase de una asignatura particularmente exigente, o enfrentarse a algo con lo que uno se sienta particularmente mal
2. A medida que se va pensando en la situación, váyase tomando el pulso. Para ello, tomése un reloj y localícese la arteria carótida en el cuello. En ella se podrán sentir a cada lado en la parte frontal del cuello, debajo del ángulo de la quijada, los golpes rítmicos. Utilícense los dedos índice y corazón (nunca el pulgar). Una vez localizado el pulso, cúentense el número de “golpes” durante Un intervalo de un minuto (o de medio y multiplíquese por dos). Esta medición puede también realizarse por el compañero de la pareja.
3. A continuación y de forma inmediata, una vez sentado de forma cómoda, iníciese una respiración pausada. El objetivo debe ser lograr no superar el número de 12 actos respiratorios por minuto. • Debe realizarse concentrándose en la respiración, haciéndola de forma pausada y rítmica, sin hacer fuertes inspiraciones ni contener el aliento en ningún momento.
4. Al cabo de 3 minutos, se debe tomar el pulso de nuevo. Obsérvese el número de pulsaciones en relación a las obtenidas antes de ejercitar la respiración. De nuevo, el compañero puede ser quien realice la medición.
Recuérdese la ley de los Valores Iniciales por la que se establece una relación inversa entre los niveles previos a la presentación de un estímulo y los niveles con los que se responde a él. • De tal manera que si la respuesta ante la situación ansiógena no es muy elevada, hay que esperar que en situación de reposo las diferencias con la primera medición sean menores que en el caso de que la respuesta ante la situación ansiógena sea muy intensa.
5. Repítase el ejercicio en tres ocasiones claramente distanciadas unas de otras. • Una por la mañana y otra por la tarde, una un día y otra al siguiente, de forma que actúe en la menor medida posible la habituación. • Para evitar esa habituación, también se puede pensar en situaciones distintas en cada ocasión.
6. Entréguese el registro y una hoja con comentarios sobre la actividad y dificultades surgidas, en su caso
LA RELAJACIÓN COMO TÉCNICA DE CONTROL DE LA ACTIVACIÓN • 1. Léase todo el ejercicio para familiarizarse con los métodos y los grupos musculares • 2. Escójase una habitación tranquila que disponga de cama, sillón o sofá cómodo que proporcione apoyo suficiente para la espalda y la nuca, así como espacio suficiente para extender las piernas en línea recta.
3. Lleve a cabo los ejercicios correspondientes al Día 1. Para ello, • puede ser facilitador recurrir al compañero que pudiera ir leyendo las instrucciones de cada grupo muscular. Deberá hacerlo manteniendo la cadencia correspondiente (5’’ de tensión, 1’ de relajación).
Después de esa primera sesión ya no se va a necesitar a nadie de ayuda. Otra alternativa, en el caso de que no se pueda contar con nadie, es grabarse uno mismo las instrucciones de cada grupo muscular, respetando, igualmente las cadencias establecidas
4. Anótese el día del mes, hora de comienzo, hora de finalización, • lugar y personas presentes cuando se ha llevado a cabo el ejercicio. • Cumpliméntese igualmente el registro de relajación.