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EL RACIMO DE UVAS.

EL RACIMO DE UVAS. Un día llamaron a la puerta de un convento y abrió el hermano portero llamado Barragán, este vio con asombro que un hortelano de las tierras de al lado le entregaba un hermoso racimo de uvas tan grande que le causo Admiración, diciéndole:

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EL RACIMO DE UVAS.

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Presentation Transcript


  1. EL RACIMO DE UVAS.

  2. Un día llamaron a la puerta de un convento y abrió el hermano portero llamado Barragán, este vio con asombro que un hortelano de las tierras de al lado le entregaba un hermoso racimo de uvas tan grande que le causo Admiración, diciéndole: “Hermano te regalo este racimo de uvas en agradecimiento por la buena atención que me prestas cada vez que vengo al convento”

  3. Sin pensarlo dos veces el hermano portero le dio las gracias por tan precioso regalo y le dijo que no tardarían mucho en dar cuenta de él. Apenas salio el hortelano del convento ya se relamía pensando en que se lo comería solo y no decir nada a los demás, al fin y al cabo se lo habían regalo a él. Lo lavo y dejo escurrir en un clavo que había colgado en la pared, mirándolo con alegría por el grande festín que le esperaba.

  4. La viva conciencia del hermano portero le hizo pensar que en el convento había un hermano que no gustaba de comer nada, debido a su enfermedad. Este pensó que si que seria una buena obra alegrarle el día a este enfermo y de paso llenarle el estomago, tan necesitado de alimento. Sin pensarlo mucho descolgó el racimo de uvas y se fue a la enfermería a regalárselo a tan delicado enfermo. El enfermo al ver el racimo abrió lo ojos sobresaltado al ver su tamaño y el portero le dijo: “Hermano Matías me han regalado este racimo para mi, pero en tu enfermedad y sabiendo que no te apetece comer nada, quizás estas uvas te abran el apetito”.

  5. El hermano Matías se lo agradeció de corazón que se hubiese acordado de el, diciéndole que si moría le tendría muy presente cuando estuviera en el cielo con Nuestro Señor. El portero le busco una fuente donde le coloco el racimo para que fuera picando cuando gustara. Dejándolo solo, se fue para la portería pensando en la gran obra que había hecho por su hermano Matías. El enfermo cogió el racimo como pudo e iba a dar buena cuenta de él, pero pensó que si lo dejaba haría un buen sacrificio para remisión de sus pecados y bien de su alma y decidió no comérselo y dárselo al hermano enfermero que le atendía con tanta caridad y se desvivía por el por las noches.

  6. Grito al hermano enfermero pensando este que le sucedía algo por la insistencia en que le llamaba. “El hermano Esteban insistía en que intentara comérselo pero cuanto mas insistía mas lo rechazaba el enfermo. Este decidió comérselo en su celda dándole las gracias por tan precioso regalo. Y mientras caminaba hacia su celda, pensó que mejor que comérselo él, se lo daría al hermano cocinero que bien se esmeraba para que todos Los frailes comieron lo poco que les llegaba de la huerta y de donativos. Bajo a la cocina y encontrándose al hermano cocinero y topándose de bruces con el, le dijo: “Mira lo que me han regalado, pero te lo regalo a ti para que saborees estas uvas tan hermosas, como hermoso es tu corazón”.

  7. El hermano Buenaventura quitándole importancia a a lo que decía, le insistió que se lo diera mejor al Padre Prior ya que era tan responsable con la comunidad. Y así fue pasando el racimo de hermano en hermano por todo el convento, hasta que llego de nuevo a la portería donde el hermano portero, extrañado y perplejo por el suceso decidió que no diera mas vueltas el racimo de uvas, y ni corto ni perezoso se lo comió con tal gusto que le pareció las uvas mas sabrosas que jamás hubiera comido.

  8. Cuando das todo lo mejor de ti para con tus hermanos, El Señor no te recompensa el 30%, ni el 50% sino el 100%. NO SE TE OLVIDE COMPARTIR TU RACIMO DE UVAS.

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