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CAPÍTULO III PROYECTOS E INFORTUNIOS

CAPÍTULO III PROYECTOS E INFORTUNIOS. JOSÉ María Román, San Vicente de Paúl (I Biografía) , BAC, Madrid, 1981, pp. 61-66. EL PRIMER PROYECTO.

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CAPÍTULO III PROYECTOS E INFORTUNIOS

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  1. CAPÍTULO III PROYECTOS E INFORTUNIOS JOSÉ María Román, San Vicente de Paúl (I Biografía), BAC, Madrid, 1981, pp. 61-66.

  2. EL PRIMER PROYECTO • Apenas había recibido el sacerdocio, cuando Vicente de Paúl parecía conseguir también lo que tanto había deseado: un oficio eclesiástico remunerado. Era el primer proyecto concreto de los varios que elaboraría entre 1600 y 1617. Era joven y debía planear su vida. Todavía no se le había ocurrido contar con Dios para saber a qué había sido llamado. Muy poco después de su ordenación, tal vez aún dentro del mismo año 1600, el vicario general de Dax le nombraba párroco de Tilh, una buena parroquia de la diócesis.

  3. En contra de su instalación en Tilh se alzaron dos obstáculos: de una parte, el hecho de que el flamante párroco, que continuaba estudiando en Toulouse, no podía observar la residencia, recientemente urgida a todos los párrocos por el obispo en el sínodo diocesano; de otra, el que le surgiera un competidor, un tal Sr. Saint-Soubé, que había obtenido la misma parroquia de la curia romana.

  4. EN ROMA • Es posible que Vicente decidiera estudiar sobre el terreno las posibilidades de conseguir la parroquia. El terreno era Roma. Allá se trasladó Vicente en el curso del año 1601. • En la Roma de 1601 se despertó, pues, su devoción al romano pontífice, personificado entonces en Clemente VIII, papa a quien Vicente tuvo siempre por santo, de quien supo que lloraba al subir la Scala Sancta -¿sería entonces cuando estalló también el llanto de Vicente?- • Aunque piadoso, aunque conmovido hasta las lágrimas, Vicente no era todavía un santo. Era un joven que se había propuesto hacer carrera. Nadie podría ver en ello una actitud reprobable. Eran aspiraciones legítimas, muy puestas en razón, para su época... y para la nuestra. Sólo que no eran las aspiraciones de un santo.

  5. UN PROYECTO "CUYA TEMERIDAD NO ME PERMITE NOMBRAR" • De regreso en Toulouse, Vicente reanuda su vida anterior al viaje a Roma y a su ordenación sacerdotal: enseña y estudia. De momento, el pensionado le proporciona los recursos que necesita; para el futuro, el estudio le abrirá puertas ahora cerradas. Vicente no sintió nunca una vocación de intelectual puro. Vio en el estudio un medio, no un fin.

  6. Sus sueños son cada vez más ambiciosos. No se trata ahora de una parroquia rural, por muy importante que fuese. Vicente aspira a un obispado. Ese parece haber sido el asunto "cuya temeridad no le permite nombrar" en una carta

  7. "ESA MISERABLE CARTA" • Aquí es forzoso abrir un paréntesis. Todo lo que sabemos de la vida de Vicente en los tres años que siguen: 1605, 1606 y 1607, lo debemos a dos cartas suyas escritas el 24 de julio de 1607 y el 28 de febrero de 1608, una desde Aviñón y otra desde Roma. • El encuentro con esos primeros textos claramente autobiográficos debería hacernos pisar tierra firme en una vida reconstruida en sus primeros tramos gracias a tantos cálculos y a tantas conjeturas. Ocurre exactamente lo contrario: desde hace aproximadamente medio siglo, en torno a esas cartas se libra una violenta batalla a la que no podemos sustraernos.

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