1 / 20

ANTOLOGÍA DE POESÍA INFANTIL

ANTOLOGÍA DE POESÍA INFANTIL. Selección de CAROLINA BECERRA. Este libro de antología, consta de 17 poemas a elección, dedicado principalmente a niños y aquellos que tienen alma de niño.

ince
Download Presentation

ANTOLOGÍA DE POESÍA INFANTIL

An Image/Link below is provided (as is) to download presentation Download Policy: Content on the Website is provided to you AS IS for your information and personal use and may not be sold / licensed / shared on other websites without getting consent from its author. Content is provided to you AS IS for your information and personal use only. Download presentation by click this link. While downloading, if for some reason you are not able to download a presentation, the publisher may have deleted the file from their server. During download, if you can't get a presentation, the file might be deleted by the publisher.

E N D

Presentation Transcript


  1. ANTOLOGÍA DE POESÍA INFANTIL Selección de CAROLINA BECERRA

  2. Este libro de antología, consta de 17 poemas a elección, dedicado principalmente a niños y aquellos que tienen alma de niño. “La mejor poesía abunda en desencuentros; nace en medio de contradicciones y, en no pocas ocasiones, las hace más hondas, produciendo estupor y consuelo a la vez: venir a este mundo valía la pena, después de todo, ¡si puede embellecerse tanto!”. [Enrique Serrano]

  3. La Tierra Gabriela Mistral Chilena Danzamos en tierra chilena, más suave que rosas y miel, la tierra que amasa a los hombres de labios y pechos sin hiel. La tierra más verde de huertos, la tierra más rubia de mies, la tierra más roja de viñas, ¡qué dulce que roza los pies! Su polvo hizo nuestras mejillas, su río hizo nuestro reír, y besa los pies de la ronda que la hace, cual madre, gemir. Es bella, y por bella queremos su césped de rondas albear; es libre, y por libre queremos su rostro de cantos bañar… Mañana abriremos sus rocas, la haremos viñedo y pomar; mañana alzaremos sus pueblos: ¡hoy solo sabemos danzar!

  4. Canción Federico García Lorca Español El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay!, su anillito de plomo; ¡ay!, su anillito plomado. Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos, qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay!, cómo lloran y lloran; ¡ay, ay!, cómo están llorando.

  5. Pero el sueño no… Germán Berdiales Argentino Para esta niñita su madre compró una linda cuna y un blando jergón. Pero el sueño no. Para esta niñita su madre encargó un ajuar bordado con mucho primor. Pero el sueño no. Para esta niñita su madre pidió al mejor platero su alhaja mejor. Pero el sueño no. Para esta niñita su madre guardó el rico tesoro de su inmenso amor. Pero el sueño no. Para esta niñita su madre buscó cuanto hay en el mundo y todo le dio. Pero el sueño no, que se le olvidó.

  6. Mis amigas Carlos PezoaVéliz Chileno Tanto he vagado en el bosque cantando versos y rimas, que ya no temen mi paso las alegres golondrinas. Y tanto me aman los pobres, que, por oír mis estrofas, unas se posan en mi hombro y andan muy quedo las otras. Hoy no más me vio una amiga escribiendo un sonetillo, se acercó… ¡y en el piquito se lo llevó para el nido!

  7. En el país de no me acuerdo María Elena Walsh Argentina En el país de no me acuerdo doy tres pasitos y me pierdo. Un pasito para allí, no recuerdo si lo di. Un pasito para allá, ay que miedo me da. Un pasito para atrás y no doy ninguno más porque ya, ya me olvidé donde puse el otro pie.

  8. El niño quiere perderse entre los árboles; el niño tiene un caballo de pura sangre. El niño sube a países de luz y aire; con una espinita de oro mata gigantes. El niño muerde manzanas así… de grandes… y a orillas de un mar de música llama a su madre. Sueño Claudia Lars Salvadoreña

  9. Con paso leve, leve llega el hada madrina por el camino breve de unos rayos de luna. Llega envuelta en silencio; Trae un ensueño en rosa flor de luz o de estrella… Con paso leve, leve, de perfumada huella. Trae envuelto en jirones de nube, un sueño rosa, Canción de Cuna Rita Esther CosaniSologuren Chilena (¿O es tal vez en vellones de alguna oveja alada?) trae un ensueño rosa para la dulce ahijada, con sabor a verbena, impregnado en su tibia belleza de hada buena. Con paso leve, leve, se va el hada madrina por el camino breve de unos rayos de luna.

  10. ¿Y la luna? León Felipe Español Cristóbal Martín Concha Cosani Chileno Por regar pecho arrecido saqué un nombre de mi noria: Jesús de cierta memoria, Cristo de ciertos olvidos. Como a la vara el retoño que nadie se lo pensara, fácil como el viento para la ramazón del otoño… Vino como regalado este Niño Inmerecido: todo de amor y de olvido, ¿Quién se lo hubiera ganado? Pues no se gana el regalo ni se convence al cariño, es Manuel y Fácil Niño también para el niño malo.

  11. ¿Y la Luna? León Felipe Español En el pozo la guardaron. Para que no la robasen en el pozo la guardaron -como una onza en un bolso- aquellos fieros románticos. Y estuvieron dos cipreses la noche entera velando. La noche entera de un siglo las dos cipreses velaron. Pero fue en vano, fue en vano, toda la vela fue en vano. Al llegar la madrugada el Sol levantó los brazos y asomó sobre la sierra su rostro congestionado de risa, que gritaba: ¡La han robado, la han robado, la han robado…!

  12. Ojitos de pena Max Jara Chileno ¡Qué sabe de pena, “carita de luna”! Ojitos de pena, carita de luna, ya es madre la niña que amó sin fortuna; y al niño consuela meciendo la cuna: -No llore, mi niña, “sin causa ninguna”; ¿no ve que me apena, “carita de luna”? Ojitos de pena, carita de luna, lloraba la niña sin causa ninguna. La madre cantaba, meciendo la cuna: -No llore sin pena, “carita de luna”. Ojitos de pena, carita de luna, la niña lloraba amor sin fortuna. “¡Qué llanto de niña! sin causa ninguna” -pensaba la madre, como ante la cuna-. Ojitos de pena, carita de luna, abuela es la niña que lloró en la cuna. Muriéndose, llora su muerte importuna. -¿Por qué llora, abuela, “sin causa ninguna”? Llorando las propias, ¿quién vio las ajenas? Mas todas son penas, “carita de luna”.

  13. El Sol quería bañarse Porque tenía calor. Llevaba el calor por dentro. La luna se lo advirtió; pero el Sol no le hizo caso, ni siquiera le escuchó, porque el calor que tenía le quitaba la razón, y hacia el caer de la tarde se tiró al mar y se ahogó. Al ver que se ahogaba el pobre, el cielo se oscureció, El Sol quería bañarse… Salvador de Madariaga Español las estrellitas lloraban lágrimas de compasión; negro todo el mar se puso de tristeza que le dio. Sólo la luna en el cielo muy serena se quedó. “No os asustéis – les decía -. que no hemos perdido el Sol. Mañana de mañanita saldrá por otro rincón, más fresco que una lechuga con el baño que se dio”. A la mañana siguiente, sonriente salió el Sol; el cielo se puso alegre, el mar, de gozo, bailó, las estrellas se reían del susto que el Sol les dio; Y la luna, satisfecha, en su cuarto se durmió

  14. Noche en el río Atahualpa Yupanqui Argentino Cuando se calla la tarde levanta su voz el río. Alma y música es la marcha, arena y piedra el camino. Heladas, vientos y lluvias, manantiales y rocíos. Cuánto de cumbre y de cielo esconde la voz del río… El cielo sobre las cumbres. La cumbre sobre el abismo. La noche sobre las piedras. Y el mundo en la voz del río.

  15. Jesús Gabriela Mistral Chilena Jesús Gabriela Mistral Chilena Callando va el canto, callando de asombro. Se oprimen las manos, se oprimen temblando. Y giramos a su redor y sin romper el resplandor. Ya es silencio el coro, ya ninguno canta: se oye el corazón en vez de garganta. ¡Y mirando su rostro arder, nos va hallar el amanecer! Haciendo la ronda, se nos fue la tarde. El sol ha caído; la montaña no arde. Pero la ronda seguirá, aunque en el cielo el sol no está. Haciendo la ronda, se nos fue la tarde. El sol ha caído; la montaña no arde. Pero la ronda seguirá, aunque en el cielo el sol no está. Danzando, danzando, la viviente fronda no lo oyó venir y entrar en la ronda. Ha abierto el corro, sin rumor, y al centro está hecho resplandor. Danzando, danzando, la viviente fronda no lo oyó venir y entrar en la ronda. Ha abierto el corro, sin rumor, y al centro está hecho resplandor. Callando va el canto, callando de asombro. Se oprimen las manos, se oprimen temblando. Y giramos a su redor y sin romper el resplandor. Ya es silencio el coro, ya ninguno canta: se oye el corazón en vez de garganta. ¡Y mirando su rostro arder, nos va hallar el amanecer!

  16. La cabra Oscar Castro Chileno La cabra suelta en el huerto andaba comiendo albahaca. Toronjil comió después y después tallos de malva. Era blanca como un queso, como la luna era blanca. Cansada de comer hierbas, se puso a comer retamas. Nadie la vio sino Dios. Mi corazón la miraba. Ella seguía comiendo flores y ramas de salvia. Se puso a balar después bajo la clara mañana. Su balido era en el aire un agua que no mojaba. Se fue por el campo fresco, camino de la montaña. Se perfumaba de malvas el viento cuando balaba…

  17. Duérmete, mi niño, duérmete sonriendo, que es la ronda de astros quien te va meciendo. Gozaste la luz y fuiste feliz. Todo el bien tuviste al tenerme a mí. Duérmete, mi niño, duérmete sonriendo, que es la tierra amante quien te va meciendo. Miraste la ardiente rosa carmesí. Estrechaste al mundo; me estrechaste a mí. Duérmete, mi niño, duérmete sonriendo, que es Dios en la sombra quien te va meciendo. Me tuviste Gabriela Mistral Chilena

  18. Se equivocó la paloma Rafael Alberti Español Que las estrellas rocío; que el calor, la nevada. Se equivocaba. Que tu falda era tu blusa; que tu corazón, su casa. Se equivocaba. (Ella se durmió en la orilla. Tú, en la cumbre de una rama). Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al norte, fue al sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era cielo; que la noche, la mañana. Se equivocaba.

  19. y en un carrito de brisas tirado por dos luceros, San Nicolás riela el éter, ligero como el incienso! ¡Sobre la noche infantil están despiertos los sueños! Vienen sirviendo de pajes angelitos maromeros, que visten trajes de nubes con estrellados reflejos. De azules bucles tejidas las riendas de los luceros. Alumbran la romería Venus, Sirio y los Gemelos. Entre las barbas nevadas se enredan niños los sueños. Mensaje de ingenuidades escrito en hojas de trébol. (Dos alas de mariposa le forman sobre de vuelos). Se va el relente a llevarlo con el correo del viento y en la estafeta del aire lo recibe el santo viejo. ¡Mirada infantil abierta sobre un paisaje de sueños! Hasta el mundo de aserrín, desde el bazar de los cielos, traza en la noche la luna caminos amarillentos; Porque te tengo y no porque te pienso porque la noche está de ojos abiertos porque la noche pasa y digo amor porque has venido a recoger tu imagen y eres mejor que todas tus imágenes porque eres linda desde el pie hasta el alma porque eres buena desde el alma a mí porque te escondes dulce en el orgullo pequeña y dulce corazón coraza Porque eres mía porque no eres mía porque te miro y muero y peor que muero si no te miro amor si no te miro porque tú existes dondequiera pero existes mejor donde te quiero porque tu boca es sangre y tienes frío tengo que amarte amor tengo que amarte aunque esta herida duela como dos aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no. Corazón coraza Mario Benedetti Uruguayo ¡Mirada infantil abierta sobre un paisaje de sueños! Hasta el mundo de aserrín, desde el bazar de los cielos, traza en la noche la luna caminos amarillentos; y en un carrito de brisas tirado por dos luceros, San Nicolás riela el éter, ligero como el incienso! ¡Sobre la noche infantil están despiertos los sueños! Vienen sirviendo de pajes angelitos maromeros, que visten trajes de nubes con estrellados reflejos. De azules bucles tejidas las riendas de los luceros. Alumbran la romería Venus, Sirio y los Gemelos. Entre las barbas nevadas se enredan niños los sueños. Mensaje de ingenuidades escrito en hojas de trébol. (Dos alas de mariposa le forman sobre de vuelos). Se va el relente a llevarlo con el correo del viento y en la estafeta del aire lo recibe el santo viejo.

More Related