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EL RELATO CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA AMIGONIANA

EL RELATO CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA AMIGONIANA. La historia de nuestros orígenes revela nuestra identidad. La identidad colectiva amigoniana tiene una historia fundacional que le permite comprenderse a si misma y hacerse comprender.

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EL RELATO CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA AMIGONIANA

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Presentation Transcript


  1. EL RELATO CONSTITUTIVO DE LA FAMILIA AMIGONIANA

  2. La historia de nuestros orígenes revela nuestra identidad. • La identidad colectiva amigoniana tiene una historia fundacional que le permite comprenderse a si misma y hacerse comprender. • El mito inicial de nuestra historia amigoniana es el relato de los orígenes que está más allá de lo anecdótico porque se refiere a experiencias de vida relacionadas en una trama en la que el Espíritu Santo ha rendo un protagonismo directo.

  3. ¿CÓMO SURGE LA IDENTIDAD COLECTIVA?

  4. Repasemos brevemente nuestra historia fundacional según nos la cuenta el P. Luis Amigó en su autobiografía. Estas fueron las motivaciones que le llevaron a fundar las dos Congregaciones:

  5. «El progreso siempre creciente de la Tercera Orden seglar y el deseo de mayor perfección de algunas almas que querían consagrarse a Dios, me impulsaban ya mucho tiempo a intentar la fundación de una Congregación de Religiosas Terciarias Capuchinas, y creyendo ser voluntad de Dios…»(OCLA 68)

  6. «Y también: En tan aflictiva situación (epidemia de cólera), ofrecí al Señor, para aplacar su justicia y que cesase la epidemia del cólera, redoblar mis esfuerzos y trabajos para dilatar más y más la venerable Orden Tercera de Penitencia; y al momento, pasó por mi mente, y se me fijó, la idea de completar la obra con la fundación de una Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos que se dedicasen en los penales al cuidado y moralización de los presos. Consideré esto como voluntad de Dios…» (OCLA 83)

  7. Esto había tenido una preparación:

  8. «Otro acontecimiento sucedió por aquel entonces, para mí muy significativo. Estaba yo dando unos ejercicios en la parroquia de Escalante a dichas congregaciones, y uno de los días vino muy de mañana un religioso del convento para avisar a las autoridades de que a la puerta de la iglesia del convento habían dejado, dentro de una cesta, un niño recién nacido. Cuando lo trajeron al pueblo, al sacarlo de la cesta y registrar los trapujos en que estaba envuelto, hallaron entre ellos un escrito que decía: «No está bautizado; se le pondrá por nombre Jesús, María, José».

  9. «Al tratar del bautizo tanto el señor cura como el señor alcalde tuvieron empeño en que fuese yo quien se lo administrase; y, por más que me excusé alegando mi falta de práctica, por no haber aún administrado este sacramento, insistieron en ello diciendo que había de ser aquel el primero que bautizase. No quise yo oponerme más y le bauticé, dando al acto la mayor solemnidad posible; y luego se lo llevaron al hospicio de Santander».

  10. «El acto este de imponer los nombres de Jesús, María, José al primer niño que bauticé, y ser éste un expósito, nada de particular me parecía tener por entonces, pero comprendí con el tiempo ser como un anuncio de la fundación que más tarde hice de la Congregación de las religiosas Terciarias de la Sagrada Familia, que tiene por uno de sus fines el dedicarse al amparo y educación de las niñas huérfanas y desamparadas». (OCLA 51)

  11. Durante el tiempo que el P. Luis estuvo de residente en Montehano visitó diversas veces la cárcel de Santoña y ejerció allí su ministerio confesando, instruyendo y consolando a los presos. • La primera visita que hizo a aquel establecimiento penitenciario coincidió con el momento en que los detenidos oían la santa misa. El santo sacrificio lo celebraba el capellán dentro de una cabina, por precaución, y los presos que asistían, en número reducido, estaban vigilados atentamente por numerosos guardias.

  12. Mucho sintió el celoso misionero la frialdad que había advertido en aquella cárcel. Aquella escena y, sobre todo, el reducido número de presos que asistían a la misa, impresionó tristemente al Siervo de Dios. • Desde aquel día repitió sus visitas para hacer bien a aquellos desgraciados. • Con los debidos permisos de sus superiores y de las autoridades, llegábase a la cárcel y con gran amor y caridad se entretenía con los detenidos hablándoles de Dios y de las verdades de la religión.

  13. Los detenidos comenzaron a mirar con simpatía al religioso capuchino, y poco a poco se dejaron influir por él y fueron asistiendo a la santa misa en mayor número, y recibían más frecuentemente los sacramentos de la penitencia y de la Comunión. • Llegada la Pascua, la mayor parte de éstos cumplieron sus deberes cristianos, gracias a la solicitud del Padre Luis.

  14. Estas visitas a la cárcel de Santoña, y el apostolado que el Siervo de Dios ejercitó en sus años juveniles en Valencia, confirman cuáles fueron y eran ahora las aspiraciones que sentía en pro de las almas más necesitadas moralmente. • De aquí puede tomarse el punto de partida de las fundaciones religiosas del Siervo de Dios y del apostolado al que las ha de consagrar, que las constituirá en viviente y perenne redención.

  15. ¿Y CUÁL FUE EL RESULTADO DE LA INVITACIÓN DEL P. LUIS?

  16. Terminando estaba esta obra cuando…, se me presentaron las madres sor María de Montiel de Benaguacil, sor Carmen de Alboraya y sor Angela de Pego y, arrodillándose a mis pies, me dijeron: «Sabemos que V.R. está escribiendo unas constituciones para la fundación de una Congregación de Religiosas Terciarias Capuchinas… venimos a suplicar a V.R. nos tome bajo su protección y seamos nosotras la base y fundamento de la congregación que intenta fundar». (OCLA 69).

  17. «Sin que yo diese publicidad a mi idea y proyecto, bien pronto se esparció la noticia y empezaron a presentárseme jóvenes solicitando ser admitidos a formar parte de la nueva Congregación, atraídos, sin duda, por el fin de ocuparse en la instrucción y moralización de los penados, idea que a todos fue muy simpática. Esto, y la aprobación y alientos que me daban todas las personas de autoridad y prestigio a quienes exponía mi pensamiento, fueron para mí motivos de mayor estímulo, pues me parecía ver en ello un claro indicio de la voluntad de Dios». (OCLA 100)

  18. TODO ESTO NO SIN DIFICULTADES:

  19. Por una parte, las religiosas que ocupaban el convento de Montiel antes de la fundación canónica de la Congregación, acostumbradas como estaban a la vida casi eremítica y de claustro (cuyo espíritu les inculcaban los sacerdotes que las habían dirigido hasta entonces) encontraban óbice para su tenor de vida en la expansión de la Congregación, que deseaban limitar al convento de Montiel; así que la nueva fundación del Asilo de Masamagrell ya la recibieron de mal grado.

  20. Por otra parte el enemigo infernal, que debía prever el bien que harían las religiosas, se valía de seglares y aun de sacerdotes para aconsejar a las religiosas que abandonasen una Congregación que, según ellos, carecía de base y aprobación, y que no podía menos de disolverse, pues su fundador era un desequilibrado.

  21. Y a todo ello se añadía la gran penuria que en sus principios padecían las religiosas, fundadas en tanta pobreza. Motivos todos ellos más que suficientes para haber destruido la Congregación si ésta hubiese sido tan sólo obra humana. Pero no hicieron mella alguna en las religiosas los ardides del diablo y quedaron desbaratados sus planes; pudiendo todos convencerse de ser obra de Dios la fundación de las Religiosas Terciarias Capuchinas. (OCLA 96)

  22. El otro de los que pretendían formar parte de la Congregación era un joven de la alta sociedad, y de los que más figuraban entre la juventud de Valencia en aquel tiempo; era él cónsul y se llamaba José Valenciano. Tomó con grande interés y entusiasmo la fundación; y la población, al conocer su intento, se inclinaba favorable, con admiración y asombro, a la fundación, que dieron en llamar de Valenciano.

  23. Sin duda, quiso el Señor por este medio hacerla simpática y facilitar los medios necesarios a fin de que pudiera llevarse a cabo esta obra. ¡Pero admiremos los designios de Dios! Este joven, a quien juzgaban todos como el alma de la fundación, no tenía, sin duda, más misión de Dios que la de darle empuje y renombre, pues cuando llegó el momento de la instalación no se halló él con fuerzas y se retiró… Otra enseñanza saqué yo de este suceso y fue que, como todo el mundo cifraba en el joven Valenciano la esperanza del buen resultado de la fundación, quiso, sin duda, el Señor hacer ver que no era ella obra de los hombres, sino suya, y para ello permitió le faltase aquel apoyo en que todos confiaban. ¡Sea por todo bendito el Señor! (OCLA 102,110)

  24. Dios se salió con la suya teniendo como instrumentos al P. Luis y a las primeras religiosas y religiosos:

  25. Terminada pues la redacción de las Constituciones y conseguida su aprobación se activaron los preparativos para la fundación. A las tres madres antiguas les di la profesión de votos en nuestro convento de la Magdalena el 1 de mayo de 1885 a fin de que estuviesen ya profesas en la instalación canónica que fue el 11 de dicho mes, en Montiel, y con grandísima solemnidad. Cantose luego solemne Tedeum en acción de gracias al Todopoderoso por sus beneficios y quedó así erigida la Congregación de Religiosas Terciarias Capuchinas. (OCLA 73-76)

  26. «Por fin llegó el tan deseado día de la festividad de Nuestra Santísima Madre de los Dolores en el que debí inaugurarse la Congregación. Por la mañana tuvimos misa solemne, por la tarde, expuesta su Divina Majestad, procedí a vestir el habito a los nuevos religiosos que fueron catorce. Tan grata e imponente ceremonia terminó cantándose un solemne Tedeum en acción de gracias al Señor por tan singular beneficio. Con lo que quedó fundada la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de Nuestra Señora de los Dolores. La nueva comunidad permaneció en nuestro convento de la Magdalena hasta el Domingo de Ramos, en que, en solemne procesión, en la que tomaron parte varias congregaciones de terciarios (laicos) de los pueblos comarcanos con sus estandartes y las dos comunidades con palmas, se trasladó al convento de la cartuja del Puig, llevando en andas la imagen de Nuestra Señora de los Dolores. Allí quedó ya instalada en su casa la comunidad». (OCLA 111 y 112)

  27. El Señor estimuló la entrega de los nuevos religiosos para que le consagraran efectivamente toda su vida y estuvieran disponibles a colaborar en su plan de salvación:

  28. El ayuntamiento de Masamagrell me pidió les enviase religiosas que atendiesen a los enfermos de la peste, porque hasta los mismos de la familia les abandonaban por miedo al contagio. Por ser éste un acto heroico me limité a exponer la petición a las religiosas… y como todas ellas estaban animadas de tan buen espíritu, no hubo alguna que no se ofreciese al sacrificio. Se designaron, pues, cuatro…” (de la cuales tres murieron en el servicio a los enfermos). (OCLA 84)

  29. «Pero, sin duda, en sus altos designios eran estas víctimas las piedras preciosas y firmes sobre las que quería levantar luego la obra del Asilo de Masamagrell. Porque, en efecto, pasada la epidemia, se vio que quedaban muchos niños sin amparo por haber muerto sus padres y, movido yo a compasión, pensé en que podríamos recogerlos; y, al efecto, pregunté a la madre Angela, que aún se hallaba la pobre muy débil, si se veía con ánimos para cuidar aquellos niños si los recogíamos en una casa; y, llena ella de celo y movida de caridad, se ofreció a ello muy gustosa. Consulté el asunto a las Juntas de la Tercera Orden, que lo aprobaron muy gustosos; y sin pérdida de tiempo alquilamos en Masamagrell la casa llamada del Castillo para convertirla en asilo donde recoger los niños huérfanos. Salimos luego por la población a recoger algunos muebles que nos ofrecieron y con varias limosnas que me dieron compramos algunos jergones, sábanas, mantas y otros utensilios; y, sin contar con más recursos, pero confiados en la Divina Providencia, que mantiene hasta las aves del cielo, abrimos el Asilo el día 9 del mes de agosto del mismo año 1885». (OCLA 86)

  30. «Los nuevos frailes establecieron muy pobremente su vivienda en la Cartuja del Puig. Había escasez de todo, pero no faltaba la alegría. Los pueblos del entorno contemplaron a los Terciarios Capuchinos con las alforjas al cuello, pidiendo limosna de puerta en puerta. Atravesaban la mayor parte de los caminos rezando y en santas conversaciones. Apenas fundada la Congregación, se requiere sus servicios en la Escuela de Reforma Santa Rita que acogía desviados de la camino de la verdad y del bien y allí se van los primeros religiosos con el P. Fundador. (Testimonio de primeros religiosos) Si bien eran muchos los que ingresaban, varios, sin embargo, retrocedían también del camino emprendido, o bien se les despedía al comprender que no eran de los llamados por Dios, por hacérseles pesada la austeridad de la vida religiosa y muy duros los efectos de la santa pobreza». (OCLA 114)

  31. Se trata de acontecimientos fundantes, una especie de generadores de energía para la historia posterior amigoniana, y también focos de luz para clarificar nuestra identidad colectiva. • Destaquemos como resumen algunos puntos:

  32. Se percibe en todo esto el avance de la historia de salvación de Dios en medio de unos acontecimientos concretos. • El carisma Amigoniano surge por iniciativa del Espíritu en unas mediaciones concretas. Por una parte, en el contexto de la animación laical franciscana que estaba llevando el P. Luis, viendo el deseo de mayor entrega y consagración al Señor de muchos de los laicos que animaba. Por otra, de las experiencias que había vivido el P. Luis de encuentro con el dolor y sufrimiento de las personas que le rodeaban, el niño abandonado que bautizó, los presos que visitaba y la epidemia del cólera en esos momentos. • Surge el carisma en un contexto laical donde existe una animación, una invitación al crecimiento y unas experiencias de encuentro personal con Dios en la oración y en el encuentro con personas en situaciones límite de deshumanización, de marginación, de exclusión.

  33. Era un compromiso personal ante Dios por medio del P. Luis, pero consistía primeramente en la iniciación en la vida de la fraternidad, en asumir como propio su proyecto evangélico, para ser admitidos en ella y dedicarse con los hermanos y hermanas a la misión misericordiosa y redentora. En el transcurso del proceso las personas se van transformando. experimentan la comunión con otras personas animadas del mismo espíritu. • Se introducen en un ministerio que acrecienta su responsabilidad ante Dios, ante la Iglesia y ante los destinatarios de su misión. • El resultado del proceso es una nueva identidad configurada por el carisma amigoniano.

  34. El itinerario, animado por el Carisma -el Espíritu-, pone de manifiesto la importancia y la necesidad de la comunidad como mediación para realizar la misión educativa, pero también como signo de la propuesta educativa que se ofrece a la sociedad. • La Familia Amigoniana se constituye, ante todo, no como un equipo de trabajo, sino como una comunión de personas que se sienten convocadas por Jesucristo y enviadas para representarlo. • No se apoya primariamente en una organización eficaz sino en la relación interpersonal de quienes se sienten llamados y enviados a realizar la obra de Dios. Y esa comunión es la garantía de su fidelidad a la misión.

  35. El itinerario también revela la debilidad de esta mediación en la medida en que se reduce el horizonte externo e interno de la comunidad. Así les sucedió, como hemos visto, tanto a los religiosos como a las religiosas. • La comunidad está amenazada por los intereses inmediatos, el pragmatismo y el posibilismo; todo ello amenaza con ahogarla cuando pierde el horizonte de la misión. Pero, sobre todo, la comunidad está amenazada por el cansancio o la volubilidad de las personas que la componen, por la falta de compromiso interno, por la carencia de raíz.

  36. Es de destacar en este sentido el detalle que se desprende del bautismo del niño abandonado que, por llamarse Jesús, María, José, lleva a que el P. Luis dé como modelo a las religiosas a la Sagrada Familia, cosa iluminadora para la Familia Amigoniana. • Ese ambiente familiar es el que tenían que imitar los religiosos para integrar en él y dignificar a los huérfanos, a los alejados, a los despreciados… Ese es el proyecto que nos transmiten S. Francisco y al P. Luis: unirnos, comprometernos con el proyecto de fraternidad de Dios que quiere reunir a todos sus hijos en una gran familia y nos necesita para que seamos una pequeña fraternidad que se dedique a integrar y dignificar a todos los que se han alejado y están perdidos.

  37. A esta iniciativa de Dios por medio del P. Luis Amigó respondieron los primeros religios@s con su deseo de comprometerse con esa obra de Dios a la que les invitaba. El signo de su consagración, del compromiso, es una disponibilidad radical que, en el caso de los religiosos, se sostiene sobre el celibato, la pobreza y la obediencia. • Disponibilidad como actitud fundamental para edificar una comunidad consagrada y para que ésta pueda cumplir su finalidad. La disponibilidad tiene como objeto central y concreto la comunión con estas personas, con esta comunidad, para esta misión específica de la que se sienten responsables. • Los vínculos elegidos para explicitar la consagración –obediencia, profesión, compromiso- confirman la importancia esencial de la mediación elegida para llevar a cabo la finalidad: la comunidad.

  38. El gesto de consagración amigoniana es un rito de alianza en el que se dan cita todos los implicados en esta obra que motiva la consagración: Dios, los otros miembros de la fraternidad y los que necesitan ser acogidos y dignificados por ella. • El gesto de consagración anuda a la persona con la fraternidad, a ésta con los destinatarios de la misión, y a todos ellos con Dios. • La afirmación que hemos hecho sobre la vida consagrada de los religiosos/as se convierte así en un signo para toda la Familia Amigoniana. El compromiso de los religios@s tiene un alcance profético para toda la Fraternidad: los demás, los laicos del entorno, resultan alcanzados por las consecuencias del gesto y contribuyen también a los fines de la Fraternidad a distintos niveles. • El gesto de unos pocos beneficia a todos, sirve de referencia para todos y es lazo que integra a todos en la sociedad.

  39. La consagración que realizan los primeros religios@s y también el Compromiso que realizan los Cooperadores y Laicos Amigonianos, se extiende a la solidaridad absoluta con los miembros de la Fraternidad y con el proyecto de Dios sobre ella, y a ello se subordinan los propios intereses y las necesidades personales. • La finalidad de la comunidad es colaborar a al sueño de Dios de construir una gran fraternidad con todos sus hijos, y para ello, acoger, integrar y dignificar a los que todavía están alejados y perdidos, en particular los niños y jóvenes con mayores necesidades.

  40. El relato constitutivo ha dado origen a la identidad colectiva Amigoniana de la que participamos nosotros hoy. Es el resultado de un proceso durante el cual la persona se apropia la identidad amigoniana. • Somos hoy los continuadores de esa gran obra de Dios que es la Familia Amigoniana.

  41. “Os exhortamos, amados hijos e hijas, a que os mostréis siempre muy agradecidos a la singular merced que el Señor os hizo sacándoos del mundo y trayéndoos al puerto de la Religión. No penséis nunca haber hecho un grande servicio y honor a la Familia Amigoniana en vuestro ingreso en ella, pues habéis sido vosotros los favorecidos del Señor con llamamiento especial, que os distingue entre tantos otros y otras, que quizá hubiesen sido más agradecidos a las gracias del Señor y correspondido a ella con mayor fidelidad.” OCLA 1829

  42. ¿Qué aspectos del mito inicial nos parecen especialmente importantes? • ¿Cómo vivir hoy la identidad colectiva amigoniana a la luz del mito inicial? • ¿Qué pasos podemos dar como Familia Amigoniana para favorecer la continuidad del relato amigoniano comenzado por el P. Luis Amigó y las primeras y primeros religiosos?

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