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CÁNTiCO DE LA SABiDURíA (Sb 9,1-6. 9-11)

CÁNTiCO DE LA SABiDURíA (Sb 9,1-6. 9-11).  Este cántico nos presenta la mayor parte de una amplia oración puesta en labios de Salomón, al que la tradición bíblica considera el rey justo y el sabio por excelencia. Se encuentra en el capítulo 9 del libro de la Sabiduría.

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CÁNTiCO DE LA SABiDURíA (Sb 9,1-6. 9-11)

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  1. CÁNTiCO DE LA SABiDURíA (Sb 9,1-6. 9-11)

  2. Este cántico nos presenta la mayor parte de una amplia oración puesta en labios de Salomón, al que la tradición bíblica considera el rey justo y el sabio por excelencia. Se encuentra en el capítulo 9 del libro de la Sabiduría.  Salomón vivió aproximadamente diez siglos antes del autor inspirado del libro de la Sabiduría, pero ha sido considerado el fundador y el artífice ideal de toda la reflexión sapiencial posterior. La oración del himno puesto en sus labios es una invocación solemne dirigida al «Dios de los padres y Señor de la misericordia» (Sb 9,1), para que conceda el don valiosísimo de la sabiduría.

  3.  La idea que sugiere esta invocación de Salomón se desarrolla en nuestro cántico mediante una serie de peticiones dirigidas al Señor, para que conceda ese tesoro insustituible que es la sabiduría. + En el pasaje encontramos estas dos imploraciones: a)«Dame la sabiduría. (...) Mándala de tus santos cielos, de tu trono de gloria» (Sb 9,4.10); «Soy hombre débil y de pocos años, demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes. (...) b)Sin la sabiduría, que procede de ti, (el hombre) será estimado en nada» (vv. 5-6). + Esta «sabiduría» no es la simple inteligencia o habilidad práctica, sino más bien la participación en la mente misma de Dios, que «con su sabiduría formó al hombre» (cf. v. 2). Es la capacidad de penetrar en el sentido profundo del ser, de la vida y de la historia, traspasando la superficie de las cosas y de los acontecimientos para descubrir en ellos el significado último, querido por el Señor.

  4. La sabiduría es como una lámpara que ilumina nuestras opciones morales de cada día y nos lleva por el camino recto, «para saber lo que es grato al Señor y lo que es recto según sus preceptos» (cf. v. 9). + Cuando la Sabiduría divina nos lleva de la mano, nos adentramos con confianza en el mundo. A ella nos asimos, amándola con un amor esponsal, a ejemplo de Salomón, el cual, siempre según el libro de la Sabiduría, confesaba: «Yo la amé y la pretendí desde mi juventud; me esforcé por hacerla esposa mía y llegué a ser un apasionado de su belleza» (Sb 8,2).

  5. Dios de los padres y Señor de misericordia, que con tu palabra hiciste todas las cosas, y en tu sabiduría formaste al hombre, para que dominase sobre tus criaturas, y para regir el mundo con santidad y justicia, y para administrar justicia con rectitud de corazón.

  6. Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus siervos, porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva, hombre débil y de pocos años, demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.

  7. Pues, aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, sin la sabiduría, que procede de ti, será estimado en nada.

  8. Contigo está la sabiduría, conocedora de tus obras, que te asistió cuando hacías el mundo, y que sabe lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos.

  9. Mándala desde tus santos cielos, y de tu trono de gloria envíala, para que me asista en mis trabajos y venga yo a saber lo que te es grato.

  10. Porque ella conoce y entiende todas las cosas, y me guiará prudentemente en mis obras, y me guardará en su esplendor.

  11. Por nuestra condición humana, somos débiles y demasiado pequeños para conocer el juicio y las leyes de Dios; pero el Señor ha escogido el hombre, para que dominase sobre sus criaturas y para que rigiese el mundo y lo gobernase. Mas, para realizar esta misión, nos es necesario pedir insistentemente la sabiduría asistente del trono de Dios.

  12. Tenemos necesidad de conocer los planes de Dios para construir la Iglesia y edificar el mundo con los trabajos del día que comenzamos cada mañana.

  13. ORACIÓN Señor, tú que, cuando se cumplió la etapa final de la historia, nos mandaste de tus santos cielos la Sabiduría que procede de ti, tu Palabra hecha carne, para que, con su luz, nos enseñara lo que es grato a tus ojos y lo que es recto según tus preceptos, haz que también, por medio de esta Palabra, hecha para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención, toda nuestra vida sea un sacrificio de alabanza agradable a tus ojos. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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