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La Compasión

El Calvario de mi Madre.

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La Compasión

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Presentation Transcript


  1. El Calvario de mi Madre No es lo mismo verlo “in situ” que escribirlo a 2.000 años pasados y sin embargo lo que a continuación vas a ver y oír te conmoverá el alma para siempre. La racional interpretación, de los hechos del Calvario, centrada en la Madre del Crucificado, nos muestra que durante cuatro o cinco horas, esta Mujer, sin perder la compostura, padeció el más desmesurado tormento que un corazón de madre pueda padecer. Agotó la amargura en su más cruenta dimensión con un silencio que estremece el espíritu de cualquier nacido de mujer. La Compasión Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  2. La Compasión Para llegar a este párrafo hemos tenido que leer la descripción estremecedora de una muerte espeluznante, la horrorosa muerte, de un Hombre clavado en un palo, consumada previa agonía sufrida con exaltación extrema de los sentimientos, es decir, con supremo paroxismo en el dolor que comparten un Hijo que está muriendo muerte de Cruz y una Madre con el alma traspasada en ilimitada desolación y que no pierde detalle en el mirar y en el oír a la Persona de su Hijo que se retuerce colgado en un madero, con quejidos y silencios sobrecogedores de un Hombre próximo a expirar. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  3. La Compasión En aquellos tiempos, en todos los tiempos, ésta ha sido la muerte más infamante con la que se ejecutaba al reo. La muerte en cruz desacreditaba a todo el que fuera amigo o familiar del ajusticiado, su reputación quedaba marcada para siempre. La Madre de este Crucificado, quizás, pasó desapercibida a los ojos de los verdugos y posiblemente a los ojos de aquellos que, por odio, llevaron al patíbulo al Hijo de sus entrañas, pero esta Mujer, sin perder la compostura, se mantuvo tan cerca de su Hijo como para oír el chasquido de los clavos que se hundían en la Carne de su carne. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  4. La Compasión Vió y oyó el quejido de su Hijo cuando el hierro rompía el tendón y el nervio de sus manos y sus pies. Oyó la voz entrecortada del moribundo Hijo de Dios e Hijo suyo que aseguraba al ladrón, con Él crucificado, la bienaventuranza eterna en ese mismo día: “En verdad te digo que hoy estarás Conmigo en el Paraíso”. Esta Mujer, de pie y junto a un joven de nombre Juan, también oyó: “Mujer, he ahí a tu hijo”, unas palabras acompañadas de la ultima mirada del Autor de la vida a su Madre y nuestra Madre. Los ojos de Jesucristo se posan por última vez en los ojos de la Virgen María. Después se fijarán en el discípulo amado. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  5. La Compasión Con el gesto de quien se dispone a morir, Jesucristo deja a Juan su más preciada herencia: “He ahí a tu Madre”. El Hijo se muere, la respiración se entrecorta y con la sangre helada en sus venas esta Madre oye el grito del Hijo de Dios que en supremo abatimiento se dirige a su Padre: “¡Eloí, Eloí, ¿Lamá sabaktaní?!”. “¡Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me desamparaste?!” Esta Mujer, en conmocionado temblor percibe con sobresalto de su agotado Corazón la inminente expiración de su Jesús y con el alma atravesada oirá las últimas palabras: “Tengo sed”, “Consumado está”, y en estentóreo grito: “¡¡Padre en tus manos encomiendo mi Espíritu!!” “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  6. La Compasión El Hijo, finalmente, ha muerto y a la luz de la lógica de estos hechos, consumados en espacio y tiempo determinados, a la luz de las misteriosas señales de su mortaja, la “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Sábana donde fue envuelto sucadáver, entendemos que este Hombre ha fallecido, como consecuencia de factores traumáticos (Flagelación, golpes, coronación de espinas, lesiones en las articulaciones y abundante pérdida de líquido sufrida ya en la agonía de Getsemaní), combinados con factores gravitatorios (elevamiento y fijación en el patíbulo clavado por los pulsos y suspensión prolongada en la Cruz) que desencadenaron una perturbación del aparato cardiocirculatorio (reducción de sangre en cabeza y tórax, aumento de la frecuencia cardiaca, reducción de la presión arterial) y una hiperpotasemia que desequilibró el ritmo cardíaco y como desenlace final el arresto cardíaco en diástole, es decir, la irreversible parada cardiaca. Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  7. La Compasión Desde este funesto acontecimiento hasta que el cadáver de este Hijo es descolgado del madero, pasarán más de dos horas, dos horas en las que todavía queda mucho que ver y oír por parte de esta Mujer que mantiene su patética figura al pie del Crucificado con una mirada, de ilimitada pena de Madre, fija en el cuerpo tetanizado de su Hijo cosido con clavos de hierro ensangrentados a un palo y cuya figura se dibuja en el horizonte de un cielo ennegrecido para dar cumplimiento a la profecía de su muerte, una muerte de Cruz. Esta Madre oirá el alarido desgarrador que le sigue al chasquido que produce el contundente golpe con el que se quiebran las piernas de los dos ladrones crucificados junto a su Jesús y con ello precipitar la asfixia y consecuente óbito de estos hombres. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  8. La Compasión Esta Madre observará, con angustia sobreañadida, cómo el soldado ejecutor de semejante acción se dirige hacia su Hijo y oirá cómo alguien convence al verdugo para que desista de su intención. El Reo ha expirado, ya está muerto. Verá cómo el soldado, asiendo una lanza la clavará en el costado del Crucificado, una lanzada que llegará hasta el Corazón del Hijo y el Corazón de la Madre a la misma vez. Estas dos horas se han hecho eternas, hasta que por fin llegan José de Arimatea y Nicodemo, presentan al centurión la autorización conseguida de Pilatos y proceden a descolgar el cuerpo de Jesús que evidenciaba la rigidez cadavérica de quien ha muerto una muerte infame y terrible. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  9. La Compasión La Madre va a recibir en sus brazos el frío y rígido cadáver de su Hijo, un cuerpo empapado de líquido pleural, de sangre y de sudor purulento, de vinagre con mirra y saliva. Se hace el silencio, el cielo y la tierra oyen el susurro de una voz de Mujer que tiene su mejilla pegada a la mejilla helada de su Hijo muerto, una voz de Madre que agota la amargura en un Corazón al que ya no le queda más que padecer …”¡Hijo de mi alma!”… ”¡Hijo de mi alma!”…. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  10. La Compasión Ya atardece y arrancan de los brazos de María el cuerpo del Hijo que van a embalsamar y enterrar. A dos mil años de esta desconsoladora escena lo que se presenta a nuestra vista, seas creyente o no, es una Mujer viuda, de unos cincuenta y pocos años que sostiene entre sus rodillas y sus brazos el cadáver de su Hijo, un Hombre de unos treinta y tres años que acaba de expirar, en una desolación extrema, clavado en un palo en forma de Cruz, una Cruz erguida sobre la cabeza de esta Madre, un leño sobre el cual apoya la espalda, un Madero que lleva adheridos en sus astillas jirones de la piel, del cabello y de la carne de Jesucristo, un Madero empapado de la Sangre de Dios. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia…” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  11. La Compasión Querida lectora, querido lector, he pretendido separar los sentimientos de la razón con la que he reflexionado sobre el dolor sordo y sobrecogedor de esta Madre. Esto ha pasado tal y como lo hemos interpretado, así lo creo y así pretendo que lo creas tú. Me he esforzado por sujetar la emoción pero debo confesarte que me ha sido imposible y por una profunda congoja, sobre la mesa de mi despacho han caído dos gruesas lágrimas que me han recorrido las mejillas, las lágrimas de este amigo que está interpelando a tu conciencia. Si has llegado hasta aquí, amiga mía, amigo mío, de seguro que se habrá generado en tu alma la compasión hacia esta Madre, con un deseo inmarcesible de hacerle llegar el calor de tu silenciosa compañía porque no te salen las palabras. “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia..” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  12. La Compasión En clave sobrenatural, ahora, es el mismo Dios quien va a intervenir y como todo le es posible, hará realidad lo que es un deseo de tu alma, percibirás como tu afecto, tu cariño y tu ternura se hacen operativos más allá del tiempo, estarás en el ayer de esta Mujer a la que tú quieres acompañar desandando los dos mil años que te separan de tu contacto físico. Está oscureciendo, es víspera del reposo sabático y María, la Madre, lleva su mano entrelazada con la mano de Juan, del amado de su Hijo, un joven que ha tomado posesión de la herencia del Crucificado, que ha tomado posesión de la Madre de su alma. Caminan despacio, callados, solo se oye el sonido de sus pisadas sobre la calzada. Juan va absorto en sus pensamientos, “..la Madre del Hijo de Dios es mi Madre, “..la Madre del Maestro es la Madre mía” “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia..” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

  13. La Compasión Todo se ha cumplido, piensa la Virgen María, “así tenía que suceder porque así estaba escrito”. Por poquito tiempo le han separado del Amor pero le quedan la Fe y la Esperanza para recordar las palabras de su Jesús: “Madre mía al tercer día resucito”. La noche se ha cerrado, la temperatura ha descendido, Juan pone el brazo sobre el hombro de su Madre, es 14 de Nisán, entre nubes grises y negras asoma la luna llena que dibuja las figuras de Juan y de la Virgen María sobre el pavimento empedrado. Me he frotado los ojos para ver mejor y me sorprendo porque veo tres sombras que se mueven al paso de la Madre y el hijo, ¿quién va con María y Juan?...¡eres tú, querida amiga!, ¡eres tú, querido amigo!, ¡soy yo! Que al terminar de leer este relato nos hemos convertido en solo COMPASIÓN “Habiéndolo descolgado, tomaron, pues, el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en una sábana limpia..” Rafael García Ramos Ingeniero Técnico www.hijodedios.org

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