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‘NECESITAMOS REJUVENECER EL MODO DE SER CRISTIANOS’

Sean Ustedes. CUARTO TEMA. ‘NECESITAMOS REJUVENECER EL MODO DE SER CRISTIANOS’.

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‘NECESITAMOS REJUVENECER EL MODO DE SER CRISTIANOS’

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Presentation Transcript


  1. Sean Ustedes CUARTO TEMA ‘NECESITAMOS REJUVENECER EL MODO DE SER CRISTIANOS’

  2. El Papa Benedicto XVI puso en marcha el 15 de octubre de 2011 la principal estrategia de su pontificado: un plan para revitalizar la fe católica en un mundo occidental, cada vez más ateo y menos preocupado por la trascendencia religiosa. Aquí el Papa afirmó que 'el mundo de hoy necesita personas que hablen a Dios, para poder hablar de Dios' y pidió recordar que Jesús 'no redimióal mundo con palabras hermosas o con medios vistosos, sino con su sufrimiento y su muerte'

  3. 'Hoy se necesitan personas que anuncien y testimonien que es Cristo quien nos enseña el camino de la verdadera felicidad, porque es él mismo el camino de la vida; la palabra del anuncio debe estar siempre inmersa en una relación intensa con él, en una intensa vida de oración

  4. Ser cristiano quiere decir proceder de Cristo, pertenecer a Cristo, al Ungido de Dios, a Aquel al que Dios ha dado la realeza y el sacerdocio. El Papa exhorta a todos los cristianos a asumir con coherencia y vigor su dignidad y responsabilidad. ¡El Papa confía en los cristianos y espera grandes cosas de todos para gloria de Dios y para el servicio del hombre! Sí, la vocación cristiana es esencialmente apostólica; sólo en esta dimensión de servicio al Evangelio, el cristiano encontrará la plenitud de su dignidad y responsabilidad.

  5. En efecto, los laicos “incorporados a Cristo por el bautismo, integrados en el Pueblo de Dios y hechos partícipes, a su modo, de la función sacerdotal, profética y real de Cristo” están llamados a la santidad y son enviados a anunciar y realizar el reino de Cristo hasta que El vuelva. Si queremos ser fieles a esa dignidad, no es suficiente acoger pasivamente las riquezas de fe que nos han heredado nuestros mayores. Se nos confía un tesoro, se nos otorgan talentos que han de ser asumidos con responsabilidad para que fructifiquen con abundancia.

  6. La gracia del bautismo y de la confirmación que la Eucaristía renueva y la penitencia restaura, posee vivas energías para revitalizar la fe y para orientar, con el dinamismo creador del Espíritu Santo, la actividad de los miembros del Cuerpo místico. También los cristianos están llamados a ese crecimiento espiritual interior que conduce a la santidad, y a esa entrega apostólica creadora, que los hace colaboradores del Espíritu Santo, el cual con sus dones renueva, rejuvenece y leva a perfección la obra de Cristo.

  7. Inútil reformar la Iglesia sin revitalizar la fe El núcleo de la crisis de la Iglesia en el siglo XXI es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces». En efecto, este Año de la Fe va a traer compromisos e iniciativas que nos lleven a revitalizar la fe.

  8. Por eso, el Año convocado por Benedicto XVI será ocasión "para ayudar a todos los que se han alejado y para dar un testimonio vivo de la fe. Por tanto, la Iglesia tiene la gran tarea de custodiar y alimentar la fe del Pueblo de Dios, y recordar también a los fieles de esta Ciudad, que en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo.Esto conlleva seguirlo, vivir en intimidad con Él, imitar su ejemplo y dar testimonio Pues ser discípulos y misioneros de Jesucristo y buscar la vida “en Él” supone estar profundamente enraizados en Él.

  9. Nada se consigue si no se ponen los medios. La fe no se puede vivir individualmente, ha de ser en Comunidad y en comunión con la Iglesia. En la Iglesia hay muchos espacios para poder revitalizar la fe: la Parroquia, los distintos ambientes cristianos de grupos o movimientos, la vida sacramental. La fe es arriesgarse en la propia vida y es búsqueda. No nos podemos parar ninguno de nosotros si queremos conseguir el objetivo: revitalizar permanentemente la fe.

  10. La alegría de saberse amados por Dios ¿Qué nos da Cristo realmente? ¿Por qué queremos ser discípulos de Cristo? Porque esperamos encontrar en la comunión con Él la vida, la verdadera vida digna de este nombre, y por esto queremos darlo a conocer a los demás, comunicarles el don que hemos hallado en Él. Pero, ¿es esto así? ¿Estamos realmente convencidos de que Cristo es el camino, la verdad y la vida?

  11. Jesucristo es la Verdad (Jn 14,6). En Él, Dios Padre nos abre al misterio de Dios Uno y Trino, y de su designio, y nos explica quiénes somos los hombres y adónde vamos. Conocemos así que el encuentro de los hombres no se debe regular por las normas del egoísmo

  12. En la fe debemos descubrir a Cristo en el rostro de todos, particularmente de su hermanos más pequeños (cf. Mt 25,31-46). • Aceptemos agradecidos el don de ser discípulos y vivamos “haciendo la verdad en el amor” (Ef 4,14).

  13. Para vivir la vida nueva de la gracia y empezar el Reino de la Vida que prepara los cielos nuevos y la tierra nueva, el Señor nos ha dado como alimento del camino la Eucaristía, sacramento de su amor, de su sacrificio, de su muerte y su resurrección. Quien ha conocido al Señor, y su designio de misericordia, experimenta el deber maravilloso de compartir los dones de la creación y de la gracia, y la esperanza de la gloria. La vida de la persona humana es esencialmente relacional, sólo es auténtica cuando se comunica y vive en comunión.

  14. Si un hombre lleva dentro de sí un gran amor, este amor le da casi alas, y soporta más fácilmente todas las molestias de la vida, porque lleva en sí esta gran luz; esta es la fe: ser amado por Dios y dejarse amar por Dios en Jesucristo. Este dejarse amar es la luz que nos ayuda a llevar el peso de cada día.

  15. Y la santidad no es una obra nuestra, muy difícil, sino precisamente esta «apertura»: abrir las ventanas de nuestra alma para que la luz de Dios pueda entrar; no olvidar a Dios porque precisamente en la apertura a su luz se encuentra fuerza, se encuentra la alegría de los redimidos. Oremos al Señor para que nos ayude a encontrar esta santidad, dejarse amar por Dios, que es la vocación de todos y la verdadera redención.

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